Fuente: BENOÎT CROS - Público, Dakar (Senegal)
Con la mirada puesta en Túnez y Egipto, los participantes del Foro Social Mundial, que se inaugura mañana en Dakar, quieren ver en las revueltas contra Ben Alí y Mubarak una señal de que «otro mundo es posible», como afirma el lema altermundialista. Más de 1.250 entidades, incluyendo 500 africanas, se presentarán hasta el 10 de febrero en la capital senegalesa para plantear alternativas a las políticas instauradas por los gobiernos en el marco de la crisis económica mundial.
«Esta edición es de las más oportunas, dada la crisis que vivimos, que no es sólo financiera sino también energética, medioambiental y de civilizaciones», afirma el sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos, habitual de estos foros.
El impulso de las recientes revueltas en el Norte de África no podría llegar en un mejor momento para el Foro ya que, diez años después de su primera edición, todavía está buscando su identidad. La dualidad generada por la presencia de ONG por una parte y movimientos sociales por otra todavía crea tensiones.
El Foro Social Mundial celebró su primera edición en 2001 en Porto Alegre, con el objetivo de crear un contrapeso al Foro Económico Mundial, organizado anualmente en Davos.
Espacio de debate
Desde entonces, ha sido recurrente la crítica contra las grandes ONG internacionales, que disponen de importantes recursos y han sido acusadas por los movimientos sociales de imponer su agenda, considerada demasiado moderada y no orientada hacia las luchas sociales.
«Algunas ONG viven del Foro y no se preocupan por dar un impulso a los movimientos altermundialistas», sostiene Eric Toussaint, activista belga del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo. Según estos movimientos, las ONG consideran el Foro como un simple espacio de debate. «Si decenas de miles de activistas se desplazan, no es sólo para debatir», dice Toussaint.
Pero las ONG reivindican su papel. «También somos parte de la sociedad civil», afirma Lourdes Moreno, de Ayuda en Acción, que resalta su participación en las asambleas de los foros mundiales y catalanes.
El último encuentro realizado en Belém (Brasil) congregó a unas 150.000 personas, una cifra que los propios organizadores consideran imposible de alcanzar este año. «La realidad social de Brasil es diferente; en Senegal el tejido de las organizaciones sociales es mucho menos denso», admite Toussaint. Sin embargo, hay iniciativas para involucrar a los ciudadanos, como, por ejemplo, unas caravanas que recorren África Occidental.
El Foro explotará a fondo su africanidad: la jornada del lunes estará dedicada al continente y a la diáspora africana por el mundo. Los organizadores consideran este enfoque justificado en la medida en que «África podría pagar un precio elevado por esta crisis».
Si las entidades son pesimistas en cuanto a la participación, esperan sobre todo que no se repita el modelo del Foro de Nairobi de 2007. En la capital keniana, el coste de las entradas equivalía a una semana de sueldo para los más pobres, lo que causó indignación. La organización recibió también críticas por haber encargado el servicio de telecomunicaciones a una multinacional, que se convirtió así en patrocinadora de los actos.
A pesar de las tensiones, nadie quiere renunciar al Foro. «A pesar de las debilidades y contradicciones, es el espacio de convergencia más importante a nivel internacional», dice Esther Vivas, investigadora en movimientos sociales de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, aunque añade que «el Foro sólo será útil si contribuye a reforzar los movimientos sociales». «Es una carrera a contrarreloj»
Samir Amin. Director del foro del Tercer Mundo.
1. El Foro celebra su décimo aniversario, pero las políticas económicas no han cambiado en este periodo. ¿Otro mundo realmente es posible?
El sistema neoliberal está en quiebra. Las oleadas de movimientos sociales de América Latina y Nepal han traído cambios importantes; hay gigantescos movimientos emergentes en los países árabes, el euro muestra señales de vulnerabilidad. Estos movimientos se van a multiplicar. La pregunta es: ¿van a desembocar en una alternativa real?
2. ¿De qué dependerá?
Los movimientos sociales tienen que emprender una verdadera carrera a contrarreloj, ya que el capitalismo se reorganiza para la contraofensiva y dispone de grandes medios para presionar a los países vulnerables. También preocupa la emergencia de soluciones neofascistas.
3. ¿Qué papel tiene África respecto a estos cambios?
África no está marginalizada. Eso sí, es vulnerable, por varias razones históricas. Pero África participó en la primera oleada de los países del sur. Después nació la segunda oleada en Latinoamérica que ahora está apareciendo también en África. Los dictadores son numerosos en esta región. Los ejemplos de Egipto y Túnez pueden contribuir a la maduración política de los movimientos sociales.
4. ¿Qué le falta al movimiento altermundialista para avanzar?
El movimiento sigue fragmentado. Además son movimientos de protesta que se quedan a la defensiva y no se presentan como una alternativa positiva.