Las empresas pueden tener un enorme impacto negativo sobre los derechos de las personas y las comunidades. A través de su labor de investigación, Amnistía Internacional ha mostrado cómo este impacto puede ir desde la amenaza o destrucción de los medios de subsistencia de las comunidades hasta los desalojos forzosos que se llevan a cabo para dar paso a las extracciones.
Entre otras funciones, el Grupo del Banco Mundial financia las actividades de empresas en los países en desarrollo, y lo hace a través de una agencia denominada Corporación Financiera Internacional (CFI).
Con frecuencia, la CFI respalda a industrias de naturaleza especialmente invasiva, como las petroleras, mineras y de gas. A menudo, estas industrias están asociadas a daños al medio ambiente o a los derechos humanos.
La CFI debe asegurarse de contar con poderosas salvaguardias para evitar que se cometan abusos contra los derechos humanos como resultado de sus operaciones.
Desafortunadamente, el Grupo del Banco Mundial se niega a tomarse en serio los derechos humanos. En mayo de 2011, la CFI adoptará nuevas políticas para gestionar los riesgos sociales y medioambientales asociados a las actividades que respalda. La CFI no sólo propone adoptar salvaguardias inadecuadas para evitar un impacto negativo sobre los derechos humanos, sino que se NIEGA siquiera a comprometerse a respetarlos.
Tratándose de una institución que dice estar comprometida con la lucha contra la pobreza y con mejorar la vida de las personas, y que está gobernada por Estados miembros que tienen obligaciones internacionales en la esfera de los derechos humanos, esto es completamente inaceptable.
Puedes encontrar el análisis completo que hace Amnistía Internacional de las políticas de la CFI aquí.
No podemos permitir que los actores empresariales eludan la responsabilidad por el impacto negativo que causan en los derechos humanos. ¡Actúa y dile al director de la CFI que ya es hora de tomarse en serio los derechos humanos!
Entre otras funciones, el Grupo del Banco Mundial financia las actividades de empresas en los países en desarrollo, y lo hace a través de una agencia denominada Corporación Financiera Internacional (CFI).
Con frecuencia, la CFI respalda a industrias de naturaleza especialmente invasiva, como las petroleras, mineras y de gas. A menudo, estas industrias están asociadas a daños al medio ambiente o a los derechos humanos.
La CFI debe asegurarse de contar con poderosas salvaguardias para evitar que se cometan abusos contra los derechos humanos como resultado de sus operaciones.
Desafortunadamente, el Grupo del Banco Mundial se niega a tomarse en serio los derechos humanos. En mayo de 2011, la CFI adoptará nuevas políticas para gestionar los riesgos sociales y medioambientales asociados a las actividades que respalda. La CFI no sólo propone adoptar salvaguardias inadecuadas para evitar un impacto negativo sobre los derechos humanos, sino que se NIEGA siquiera a comprometerse a respetarlos.
Tratándose de una institución que dice estar comprometida con la lucha contra la pobreza y con mejorar la vida de las personas, y que está gobernada por Estados miembros que tienen obligaciones internacionales en la esfera de los derechos humanos, esto es completamente inaceptable.
Puedes encontrar el análisis completo que hace Amnistía Internacional de las políticas de la CFI aquí.
No podemos permitir que los actores empresariales eludan la responsabilidad por el impacto negativo que causan en los derechos humanos. ¡Actúa y dile al director de la CFI que ya es hora de tomarse en serio los derechos humanos!