por Sergi Cutillas
Publicado en eldiarrio.es el 05/11/2014: http://www.eldiario.es/contrapoder/Podemos-deuda_externa-auditorias_6_320977926.html
- La propuesta de Podemos en materia de reestructuración de deuda utiliza un lenguaje ambiguo, cuyo objetivo parece ser no enemistarse con las élites globales.
- Las reestructuraciones llevadas a cabo en Grecia y otros países en los últimos años han beneficiado sobre todo a los acreedores.
- Podemos goza de una posición privilegiada para defender la necesidad de auditorías ciudadanas que preserven la soberanía democrática y determinen aquello que no puede ni debe pagarse.
La deuda
ha sido un mecanismo colonial en muchas partes del mundo. Como tal, es
un problema que afecta a la soberanía de los pueblos, y debería ser
afrontado con valentía. Cualquier iniciativa que quiera profundizar la
democracia debería establecer mecanismos de soberanía no negociables con
instituciones que no respondan al principio democrático. Recientemente,
Podemos ha aprobado una resolución titulada “Auditoría y
Reestructuración de la Deuda”. La resolución contiene puntos
interesantes. Pero parece dispuesta a no abordar el tema en función de
sus efectos sobre la soberanía, la democracia y la justicia, mientras se
pueda aligerar la carga que supone.
De entrada, la resolución de Podemos afirma que conviene huir del discurso de ‘no querer pagar la deuda’.
La cuestión de la deuda, en realidad, se trata como una cuestión
económica, que se intentará resolver facilitando la permanencia en el
euro. Con esto, Podemos parece no querer enemistarse con las élites
globales y dejar claro que no tomará medidas de forma unilateral si no
se llega a acuerdos ¿Significa esto que seguiría pagando la deuda si se
amenazara a España o se la chantajeara con dejarla fuera del euro, a
pesar de los perjuicios sociales y políticos que implicaría el pago? Es
difícil imaginar cómo se podría llevar a cabo una reestructuración
beneficiosa. En casos como el de Grecia en 2011 y 2012 o el de los
países africanos altamente endeudados en 2005, las quitas beneficiosas
para los acreedores no lo fueron para los deudores. Las élites
financieras, en realidad, han demostrado que sólo aplican quitas para
hacer la deuda sostenible, evitando que haya un impago perjudicial para
ellas.
Algo parecido sucede con el artículo 135 de la Constitución,
modificado por el PP y el PSOE para priorizar el pago de la deuda y sus
intereses. En marzo de 2014, Podemos proponía eliminar esta modificación
que usurpa soberanía a la ciudadanía y se la entrega a unos pocos. En
la actual resolución, este artículo ni siquiera se menciona. Con ello,
se renuncia a hacer visible el déficit democrático que subyace al actual
funcionamiento de las finanzas y que permite a las élites someter a la
ciudadanía.
En realidad, las Auditorías Ciudadanas de la Deuda suponen un
mecanismo soberano y democrático para supervisar y decidir sobre el
sistema de endeudamiento público sin injerencias externas. La actual
resolución de Podemos aboga por establecer auditorías ciudadanas como
mecanismos de transparencia y difusión, pero no como instrumentos que
expresen un mandato de la ciudadanía. En nuestra opinión, las auditorías
sí deberían establecer un mandato que el gobierno debería aplicar. Los
análisis salidos de un trabajo de auditoría que combine elementos
técnicos con elementos de colaboración ciudadana en la investigación y
la supervisión permitirían a la ciudadanía poder decidir que deudas son
ilegítimas y no deben pagarse.
Por otra parte, la reestructuración de la deuda tampoco es suficiente
para combatir el consenso de la libre circulación de capitales a nivel
global. Ésta, en realidad, no cambiaría el modelo social ni permitiría
asentar una recuperación económica sólida a no ser que se produzca un
cambio profundo a nivel internacional. Tampoco garantizaría una posición
más creíble frente a los poderes financieros. Si se compromete a pagar y
a mantenerse en el euro, y si insiste en que el problema es simplemente
económico y no de democracia, Podemos iría a las negociaciones habiendo
mostrado demasiada moderación. Como nos muestra la historia, la esfera
financiera no puede ser regulada mediante negociación. Las políticas
financieras aplicadas en los años 30 del siglo pasado en EEUU, Europa y
Japón, o casos recientes como el de Malasia, en 1997; Argentina, en
2002, e Islandia, en 2010, nos demuestran que la única manera de poner
freno al sector financiero es reduciendo su tamaño y limitando su
libertad de acción de forma drástica. Medidas de este tipo han sido aplicadas por la UE en Chipre en 2013 y son recomendadas por el mismo FMI
en situaciones de crisis financieras. Éstas se llevan a cabo a través
de mecanismos estatales. De ahí que sea erróneo técnicamente, como se
decía antes, tratar la cuestión como una decisión que debe trascender al
ámbito estatal.
Por último, plantear una reestructuración de la deuda sin
introducir un precedente que asiente una nueva doctrina política
respecto a las finanzas de los estados podría ser una gran oportunidad
perdida. Los momentos en la historia en los que cambian los
consensos sociales sobre políticas que han sido tachadas como radicales
por las mismas élites, son aquellos en que existen situaciones de
desesperación. En ellos, la credibilidad de quienes han sido críticos
con el actual sistema va en aumento, mientras que la de los que han
defendido el actual estado de las cosas se desmorona por sus agresiones,
abusos y mentiras. Es en estos momentos, justamente, en los que se debe
arriesgar. Y eso supone mostrar cómo ciertas medidas tachadas de
peligrosas son en realidad esenciales para establecer una democracia
real, que es a la que aspira Podemos.
Sabemos que vivimos en una cultura muy influenciada por el
sentimiento de culpabilidad, en la que expresiones como ‘no pagar’ o ‘no
trabajar’ provocan una reacción negativa. Sin embargo, iniciativas
como Podemos podrían ayudar a dar sentido al ‘No Pagamos’ que la
Plataforma de Auditoría Ciudadana de la Deuda lleva años explicando.
Otros ejemplos como el de la PAH enseñan que los diques culturales
impuestos desde arriba se pueden romper, generando una gran cohesión
social alrededor de nuevas causas. Esto se podría hacer otorgando
centralidad a las auditorías ciudadanas, centrando los esfuerzos en
explicar que se deben establecer mecanismos para detectar deudas
fraudulentas e ilegítimas, y que éstos tendrán una misión democrática
parecida a otros mecanismos democráticos que se van a establecer. La
ciudadanía podría entender fácilmente que esta iniciativa es de sentido
común. Poco a poco se deberían añadir otros elementos al debate, como el
control de los flujos financieros o la soberanía monetaria. El tiempo
juega a favor de Podemos en esta temática. Si estos mecanismos soberanos
no se establecen ahora, posiblemente no se haga nunca.
Publicado en eldiarrio.es el 05/11/2014: http://www.eldiario.es/contrapoder/Podemos-deuda_externa-auditorias_6_320977926.html