«El Gobierno de ocupación de Tsolakoglou |1| ha literalmente aniquilado todos mis medios de subsistencia, que consistían en una jubilación digna, para la cual yo coticé durante 35 años (sin ninguna contribución del Estado). Como mi edad no me permite ya emprender una acción individual más radical (aunque no excluyo que si un griego hubiera empuñado una kalachnikov yo hubiera sido el segundo) yo no encuentro otra solución que una muerte digna, salvo buscar en la basura para alimentarme. Creo que un día los jóvenes sin porvenir tomarán las armas y colgarán a los traidores al pueblo en la Plaza Syntagma, como hicieron los italianos en 1945 con Mussolini en la Plaza Loreto de Milán.»