"Quien se pronuncia por el camino reformista en lugar de y en oposición a la conquista del poder político y a la revolución social no elige en realidad un camino más tranquilo, seguro y lento hacia el mismo objetivo, sino un objetivo diferente: en lugar de la implantación de una nueva sociedad, elige unas modificaciones insustanciales de la antigua." Rosa Luxemburgo

lunes, 23 de enero de 2012

Serie: El contexto internacional de las indignaciones mundiales (3/5)

De la primavera árabe a Occupy Wall Street, pasando por el movimiento de los Indignados

por Eric Toussaint,

En Túnez y en Egipto, países que sólo son exportadores de materias primas en forma marginal, las condiciones de vida de las poblaciones se agravaron durante los últimos años, y condujeron a protestas sociales que fueron duramente reprimidas. Esto provocó, primero en Túnez, una reacción masiva que rápidamente tomó dimensiones políticas.

El pueblo reunido en la calle y en las plazas afrontó la represión —hubo 300 muertos— y exigió la partida del dictador Ben Ali. Éste debió abandonar el poder el 14 de enero de 2011. A partir del 25 de enero, el movimiento se extendió a Egipto, cuya población estuvo sometida a décadas de contrarreformas neoliberales dictadas por el Banco Mundial y el FMI combinadas con un régimen dictatorial aliado, como el de Túnez, a las potencias occidentales (y totalmente comprometido en una alianza con las autoridades israelíes). El 11 de febrero de 2011, menos de un mes después de la caída de Ben Ali, Mubarak fue obligado a dimitir. Otros países de la región se inflamaron y la represión se abatió sobre el pueblo. Las luchas continúan, el proceso en la región todavía no ha terminado.
En Túnez y en Egipto, las clases dominantes locales tratan, con la ayuda de las potencias occidentales, de controlar la situación para que el movimiento no desemboque en una revolución social.

El viento de la rebelión atraviesa el Mediterráneo, desde África del Norte hacia el Sur de Europa. En Portugal, el 12 de marzo de 2011, el movimiento de los precarios convocó una manifestación: cientos de miles marcharon pero el movimiento duró poco. El 15 de mayo el movimiento alcanzó a España y se prolongó hasta el 23 de julio, y luego se relanzó en el ámbito mundial el 15 de octubre de 2011. En ese tiempo, el movimiento llegó a Grecia el 24 de mayo de 2011. La Puerta del Sol en Madrid, la plaza Catalunya en Barcelona, la plaza Sintagma en Atenas y centenares de otras plazas de España y Grecia vibran al mismo ritmo desde junio de 2011. En julio-agosto, la protesta sacudió igualmente a Israel, el bulevar Rotschild en Tel Aviv fue ocupado, pero sin poner en peligro al gobierno y sin buscar la unión con la lucha palestina. En septiembre, el movimiento logró atravesar el Atlántico Norte. Alcanzó Estados Unidos por su costa Este, comenzando por Nueva York y Wall Street y luego se ha extendido por una gran parte del territorio estadounidense, hasta la costa Oeste, en la que Oakland vivió la experiencia más radical. El 15 de octubre de 2011, fecha definida por el movimiento de los Indignados en España, más de un millón de personas se manifestaron en todo el mundo, desde Japón hasta la costa Oeste de Estados Unidos, especialmente en los países más industrializados. Las manifestaciones más importantes de ese día fueron en Madrid, Barcelona, Valencia, Atenas y Roma. En España, de donde salió el movimiento, cerca de 500.000 manifestantes marcharon por las calles de alrededor de ochenta ciudades, de los que 200.000 o más sólo en Madrid. Los dos principales centros financieros del planeta, Nueva York y Londres, son el lugar de las manifestaciones en el marco de este vasto movimiento. Más de 80 países y cerca de un millar de ciudades vieron marchar centenares de miles de jóvenes y adultos que protestan contra la gestión de la crisis económica internacional por gobiernos que corren en auxilio de las instituciones privadas responsables de la debacle y que además aprovechan para reforzar las políticas neoliberales: despidos masivos en los servicios públicos, recortes en los gastos sociales, privatizaciones masivas, ataques contra los mecanismos de solidaridad colectiva—sistemas públicos de pensiones, derecho a subsidios por desempleo, convenciones colectivas entre trabajadores y patrones…) En todos lados, el reembolso de la deuda es el pretexto utilizado para reforzar la austeridad. En todos lados, los manifestantes denuncian a los bancos.

Ninguna organización dirige al movimiento y éste no busca dotarse de una estructura de coordinación internacional, pero ¡la comunicación es excelente!