Una denuncia sobre el papel que el BM pretende cumplir en el financiamiento para el clima y sobre las falsas soluciones que promueve.
Banco Mundial fuera del clima!
El Banco Mundial, al igual que las demás Instituciones Financieras Internacionales (IFIs), desde su creación, ha servido de instrumento de promoción de los intereses del Norte global, las transnacionales y las elites financiera y política; que son los mismos responsables de impulsar y beneficiarse de un modelo económico que empobrece a las grandes mayorías, expolia a la naturaleza, genera el calentamiento climático y socava la soberanía de los pueblos.
Por eso, desde hace varias décadas ha sido el blanco de fuertes denuncias y movilizaciones que apuntan al retiro de nuestros países del BM y de sus instituciones fraternas (los bancos regionales de desarrollo, el CIADI y el Fondo Monetario Internacional) y a una transformación profunda del sistema que fomentan.
Pero este mismo Banco ahora ha encontrado en la confluencia de las crisis sistémica, económica, alimentaria, energética, climática y del modelo extractivista, un nuevo discurso y abundantes recursos para consolidar un rol como abanderado de la transición a un capitalismo “verde”. Ha incorporado en su léxico las “preocupaciones ecológicas” y una supuesta prioridad para el “desarrollo sustentable”, y con eso busca seguir imponiendo su definición sobre el problema y sus soluciones. No podemos dejar que el Banco Mundial tergiverse la defensa de los derechos de las personas, los pueblos y de la Naturaleza misma, para continuar priorizando los mismos intereses de siempre.
Llamamos a movilizarnos contra el Banco Mundial, por la reparación y resarcimiento de la Deuda Ecológica
La crisis climática es una realidad que vivimos y que afecta en mayor medida a las poblaciones del Sur Global cada vez más vulnerable como consecuencia del propio desarrollo de los países industrializados del Norte y del modo de producción y de consumo que generan, entre otros problemas locales y globales, el calentamiento climático. Con la complicidad de los gobiernos y las elites del Sur, son las comunidades trabajadoras, pueblos originarios, campesinos, pescadores y mujeres que se ven obligados a pagar la mayor parte de las consecuencias y los costos de esta crisis que no causaron.
En el mismo sentido, las respuestas que se vienen formulando desde los centros de poder son falsas soluciones que más bien ignoran las causas del problema, contribuyen a empeorarlo y aumentan la deuda climática de los estados del Norte, las corporaciones transnacionales y las Instituciones Financieras Internacionales. Estos ven en el cambio climático una oportunidad para salir de la crisis económica, reforzar el capitalismo y seguir lucrando.
Así, se reduce la crisis civilizatoria a una crisis ecológica y la crisis ecológica a una crisis climática y esta a una falla del mercado. La destrucción ecológica se convierte en el nuevo impulso para el crecimiento económico de las elites. Los problemas ambientales y sociales derivados son caracterizados como una cuestión meramente tecnológica o de falta de claridad en la adjudicación de derechos de propiedad. Frente a los cuales se plantean soluciones de mercado, como los nuevos productos financieros “verdes”, la creación y venta de servicios ambientales y la mercantilización de la Naturaleza.
El rol del Banco Mundial en el clima
La estrategia del Norte, frente al reconocimiento ya ineludible del problema del calentamiento climático, es mantener la impunidad, ahorrarse dinero y evitar cualquier cambio en el estilo de vida y consumo, buscando transferir la responsabilidad al Sur, a de través la promoción y el apoyo a las falsas soluciones como el mercado de carbono, las hidroeléctricas, la energía nuclear, los agrocombustibles y la venta de tecnologías. En este esquema, el rol que las elites buscan consolidar para el Banco Mundial es clave, similar al que jugó en los años setenta, cuando propagó un modelo de desarrollo en base al endeudamiento externo, y en los ochenta y noventa cuando aprovechó esa deuda para imponer el ajuste estructural, las privatizaciones y la apertura neoliberal.
Por un lado, la creación del mercado de carbono abrió la puerta para que las IFIs, y en especial el Banco Mundial, expandieran su rol y fortalecieran su capacidad de intervención y condicionamiento sobre los países prestatarios. Permitió generar todo un programa nuevo de financiamiento para proyectos integrados al mercado de carbono, a través de iniciativas como los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL), Cap and Trade y el Programa de Reducción de Emisiones procedentes de la Deforestación y la Degradación de los Bosques (REDD). Estas permiten a los países del Norte y sus transnacionales compensar ficticiamente parte de sus emisiones de gases de efecto invernadero financiando proyectos en el Sur que teóricamente reducen las emisiones. Aumentando la deuda financiera ilegítima así como también las deudas ecológicas y sociales. El mercado de carbono favorece además la especulación y el lucro a partir del cambio climático, fomentando nuevos “derivados” que nada tienen que ver con el impacto climático pero sí con la posible creación de nuevas burbujas especulativas similares a la del mercado inmobiliario que explotó en 2007/2008.
Hoy el Banco Mundial administra 12 fondos de carbono de la Unidad de Financiamiento de Carbono, con un valor aproximado de US$2,5 mil millones, que hasta ahora han involucrado principalmente países como China, India, Brasil, México y Colombia.
Entre los fondos más importantes están:
-Fondo de Biocarbono: se centra en proyectos forestales y de uso de la tierra, y el
-Fondo de Carbono de Desarrollo Comunitario: se centra en proyectos en países menos desarrollados.
Además, el Banco Mundial maneja distintos fondos de inversión, como por ejemplo:
-Fondo de Tecnología Limpia (para proyectos de mitigación, o reducción de emisiones);
-Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques (FCPF) (para mitigación – REDD);
-Programa de Inversión en Bosques (para mitigación – REDD);
-Programa Piloto de Resistencia Climática (para adaptación);
-Programa de Ampliación de la Energía Renovable para los Países de Bajos Ingresos (para mitigación – general);
-Fondo Estratégico sobre el Clima (adaptación, mitigación – REDD, mitigación – general);
-Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por sus siglas en inglés) que tiene dos fondos fiduciarios financiando proyectos de adaptación y mitigación.
En las negociaciones de clima actualmente en curso, los gobiernos del Norte han buscado reforzar este rol para el Banco Mundial. Investigaciones recientes señalan que de los US$ 30 mil millones de financiamiento “rápido” que fueron prometidos en diciembre 2009 en el llamado “Acuerdo de Copenhague”, hasta ahora han sido comprometidos efectivamente apenas US$ 7.9 mil millones de los cuales el 42% (US$ 3.3 mil millones) serán canalizados a través del Banco Mundial y el 47% (US$ 3.7 mil millones) se aplicarán a través de préstamos.
Por eso, desde hace varias décadas ha sido el blanco de fuertes denuncias y movilizaciones que apuntan al retiro de nuestros países del BM y de sus instituciones fraternas (los bancos regionales de desarrollo, el CIADI y el Fondo Monetario Internacional) y a una transformación profunda del sistema que fomentan.
Pero este mismo Banco ahora ha encontrado en la confluencia de las crisis sistémica, económica, alimentaria, energética, climática y del modelo extractivista, un nuevo discurso y abundantes recursos para consolidar un rol como abanderado de la transición a un capitalismo “verde”. Ha incorporado en su léxico las “preocupaciones ecológicas” y una supuesta prioridad para el “desarrollo sustentable”, y con eso busca seguir imponiendo su definición sobre el problema y sus soluciones. No podemos dejar que el Banco Mundial tergiverse la defensa de los derechos de las personas, los pueblos y de la Naturaleza misma, para continuar priorizando los mismos intereses de siempre.
Llamamos a movilizarnos contra el Banco Mundial, por la reparación y resarcimiento de la Deuda Ecológica
La crisis climática es una realidad que vivimos y que afecta en mayor medida a las poblaciones del Sur Global cada vez más vulnerable como consecuencia del propio desarrollo de los países industrializados del Norte y del modo de producción y de consumo que generan, entre otros problemas locales y globales, el calentamiento climático. Con la complicidad de los gobiernos y las elites del Sur, son las comunidades trabajadoras, pueblos originarios, campesinos, pescadores y mujeres que se ven obligados a pagar la mayor parte de las consecuencias y los costos de esta crisis que no causaron.
En el mismo sentido, las respuestas que se vienen formulando desde los centros de poder son falsas soluciones que más bien ignoran las causas del problema, contribuyen a empeorarlo y aumentan la deuda climática de los estados del Norte, las corporaciones transnacionales y las Instituciones Financieras Internacionales. Estos ven en el cambio climático una oportunidad para salir de la crisis económica, reforzar el capitalismo y seguir lucrando.
Así, se reduce la crisis civilizatoria a una crisis ecológica y la crisis ecológica a una crisis climática y esta a una falla del mercado. La destrucción ecológica se convierte en el nuevo impulso para el crecimiento económico de las elites. Los problemas ambientales y sociales derivados son caracterizados como una cuestión meramente tecnológica o de falta de claridad en la adjudicación de derechos de propiedad. Frente a los cuales se plantean soluciones de mercado, como los nuevos productos financieros “verdes”, la creación y venta de servicios ambientales y la mercantilización de la Naturaleza.
El rol del Banco Mundial en el clima
La estrategia del Norte, frente al reconocimiento ya ineludible del problema del calentamiento climático, es mantener la impunidad, ahorrarse dinero y evitar cualquier cambio en el estilo de vida y consumo, buscando transferir la responsabilidad al Sur, a de través la promoción y el apoyo a las falsas soluciones como el mercado de carbono, las hidroeléctricas, la energía nuclear, los agrocombustibles y la venta de tecnologías. En este esquema, el rol que las elites buscan consolidar para el Banco Mundial es clave, similar al que jugó en los años setenta, cuando propagó un modelo de desarrollo en base al endeudamiento externo, y en los ochenta y noventa cuando aprovechó esa deuda para imponer el ajuste estructural, las privatizaciones y la apertura neoliberal.
Por un lado, la creación del mercado de carbono abrió la puerta para que las IFIs, y en especial el Banco Mundial, expandieran su rol y fortalecieran su capacidad de intervención y condicionamiento sobre los países prestatarios. Permitió generar todo un programa nuevo de financiamiento para proyectos integrados al mercado de carbono, a través de iniciativas como los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL), Cap and Trade y el Programa de Reducción de Emisiones procedentes de la Deforestación y la Degradación de los Bosques (REDD). Estas permiten a los países del Norte y sus transnacionales compensar ficticiamente parte de sus emisiones de gases de efecto invernadero financiando proyectos en el Sur que teóricamente reducen las emisiones. Aumentando la deuda financiera ilegítima así como también las deudas ecológicas y sociales. El mercado de carbono favorece además la especulación y el lucro a partir del cambio climático, fomentando nuevos “derivados” que nada tienen que ver con el impacto climático pero sí con la posible creación de nuevas burbujas especulativas similares a la del mercado inmobiliario que explotó en 2007/2008.
Hoy el Banco Mundial administra 12 fondos de carbono de la Unidad de Financiamiento de Carbono, con un valor aproximado de US$2,5 mil millones, que hasta ahora han involucrado principalmente países como China, India, Brasil, México y Colombia.
Entre los fondos más importantes están:
-Fondo de Biocarbono: se centra en proyectos forestales y de uso de la tierra, y el
-Fondo de Carbono de Desarrollo Comunitario: se centra en proyectos en países menos desarrollados.
Además, el Banco Mundial maneja distintos fondos de inversión, como por ejemplo:
-Fondo de Tecnología Limpia (para proyectos de mitigación, o reducción de emisiones);
-Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques (FCPF) (para mitigación – REDD);
-Programa de Inversión en Bosques (para mitigación – REDD);
-Programa Piloto de Resistencia Climática (para adaptación);
-Programa de Ampliación de la Energía Renovable para los Países de Bajos Ingresos (para mitigación – general);
-Fondo Estratégico sobre el Clima (adaptación, mitigación – REDD, mitigación – general);
-Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por sus siglas en inglés) que tiene dos fondos fiduciarios financiando proyectos de adaptación y mitigación.
En las negociaciones de clima actualmente en curso, los gobiernos del Norte han buscado reforzar este rol para el Banco Mundial. Investigaciones recientes señalan que de los US$ 30 mil millones de financiamiento “rápido” que fueron prometidos en diciembre 2009 en el llamado “Acuerdo de Copenhague”, hasta ahora han sido comprometidos efectivamente apenas US$ 7.9 mil millones de los cuales el 42% (US$ 3.3 mil millones) serán canalizados a través del Banco Mundial y el 47% (US$ 3.7 mil millones) se aplicarán a través de préstamos.
En comparación, menos del 1% ha sido comprometido para el Fondo de Adaptación que administra Naciones Unidas. Es el principal canal establecido por la Convención Marco de NN.UU. sobre el Cambio Climático, para apoyar a los países a prevenir y hacer frente a las consecuencias del calentamiento global.
Más de lo mismo
Más de lo mismo
Mientras tanto el Banco Mundial continúa financiando un modelo de desarrollo que contribuye al calentamiento climático, incluyendo fuertes inversiones en combustibles fósiles y el agronegocio:
*Entre 1992 y 2004 aprobó más de US$ 11 mil millones en préstamos para más de 120 proyectos de combustibles fósiles, representando el 20% de las emisiones globales actuales.
*Solo entre 2007 y 2008 el Banco Mundial financió otros US$ 7.3 mil millones en proyectos de combustibles fósiles (sin incluir los préstamos para políticas y agentes financieros intermediarios del sector de combustibles fósiles). En ese último período el Banco Mundial también financió US$ 5.3 mil millones para energía renovable y eficiencia energética. Como es de esperar, la construcción de la “nueva” Estrategia Energética del Banco Mundial para 2011 tampoco presenta ningún cambio. Entre otros aspectos plantea fomentar las inversiones del sector privado enfocadas en la producción de energía y no en el consumo. Para el Banco Mundial, la energía limpia continúa siendo las hidroeléctricas, los agrocombustibles, la energía nuclear (mismo afirmando que no va financiarla) y el mercado de carbono.
Al desarrollar estas políticas, el Banco Mundial continúa ignorando, entre otras cuestiones:
*Las sugerencias de la Comisión Mundial de Represas, que acaban de cumplir 10 años de olvido, sobre los impactos económicos, sociales y ecológicos negativos de las presas. Las hidroeléctricas no son fuentes de energía limpia: además de contribuir para la deforestación y la expulsión de poblaciones de sus territorios, son grandes emisoras de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
*Las advertencias de la FAO sobre los impactos negativos de los agrocombustibles sobre la seguridad y soberanía alimentaria y la deforestación.
*Las últimas décadas de presión, movilización y crítica de millones de organizaciones y personas que reclaman el cierre de esta institución ilegítima e injusta.
Banco Mundial fuera del clima
El Acuerdo de los Pueblos, desarrollado en la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra en abril 2010 en Cochabamba, como respuesta al fracaso de Copenhague, afirma que el mínimo de financiamiento necesario para enfrentar el cambio climático debe ser un 6% del Producto Bruto Global.
Los fondos deben ser públicos, nuevos, adicionales y no reembolsables, eliminando el mercado de carbono y sin ningún rol para el Banco Mundial o los bancos de desarrollo regionales. Señala también que es un paso indispensable hacia la posibilidad del equilibrio y la equidad climática resarcir y reparar la deuda ecológica y climática del Norte para con el Sur y todo el planeta. Los fondos no deben ser entendidos en función del cambio climático, sino en función de la búsqueda de un camino hacia una sociedad no-petrolera, pues son los combustibles fósiles los principales causantes del problema.
Conociendo las consecuencias históricas que las deudas ilegitimas han acarreado al Sur global, llamamos a organizar en todas partes acciones que evidencien el papel del Banco Mundial y fortalezcan la resistencia a las falsas soluciones que promueve la crisis climática, incluyendo sobre todo el fomento del mercado de carbono en sus diversas formas y las consecuencias de esta alianza para los derechos de los pueblos y de la naturaleza.
“La humanidad está frente a una gran disyuntiva: continuar por el camino del capitalismo, la depredación y la muerte, o emprender el camino de la armonía con la naturaleza y el respeto a la vida¨ (Acuerdo de Cochabamba)
*Entre 1992 y 2004 aprobó más de US$ 11 mil millones en préstamos para más de 120 proyectos de combustibles fósiles, representando el 20% de las emisiones globales actuales.
*Solo entre 2007 y 2008 el Banco Mundial financió otros US$ 7.3 mil millones en proyectos de combustibles fósiles (sin incluir los préstamos para políticas y agentes financieros intermediarios del sector de combustibles fósiles). En ese último período el Banco Mundial también financió US$ 5.3 mil millones para energía renovable y eficiencia energética. Como es de esperar, la construcción de la “nueva” Estrategia Energética del Banco Mundial para 2011 tampoco presenta ningún cambio. Entre otros aspectos plantea fomentar las inversiones del sector privado enfocadas en la producción de energía y no en el consumo. Para el Banco Mundial, la energía limpia continúa siendo las hidroeléctricas, los agrocombustibles, la energía nuclear (mismo afirmando que no va financiarla) y el mercado de carbono.
Al desarrollar estas políticas, el Banco Mundial continúa ignorando, entre otras cuestiones:
*Las sugerencias de la Comisión Mundial de Represas, que acaban de cumplir 10 años de olvido, sobre los impactos económicos, sociales y ecológicos negativos de las presas. Las hidroeléctricas no son fuentes de energía limpia: además de contribuir para la deforestación y la expulsión de poblaciones de sus territorios, son grandes emisoras de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
*Las advertencias de la FAO sobre los impactos negativos de los agrocombustibles sobre la seguridad y soberanía alimentaria y la deforestación.
*Las últimas décadas de presión, movilización y crítica de millones de organizaciones y personas que reclaman el cierre de esta institución ilegítima e injusta.
Banco Mundial fuera del clima
El Acuerdo de los Pueblos, desarrollado en la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra en abril 2010 en Cochabamba, como respuesta al fracaso de Copenhague, afirma que el mínimo de financiamiento necesario para enfrentar el cambio climático debe ser un 6% del Producto Bruto Global.
Los fondos deben ser públicos, nuevos, adicionales y no reembolsables, eliminando el mercado de carbono y sin ningún rol para el Banco Mundial o los bancos de desarrollo regionales. Señala también que es un paso indispensable hacia la posibilidad del equilibrio y la equidad climática resarcir y reparar la deuda ecológica y climática del Norte para con el Sur y todo el planeta. Los fondos no deben ser entendidos en función del cambio climático, sino en función de la búsqueda de un camino hacia una sociedad no-petrolera, pues son los combustibles fósiles los principales causantes del problema.
Conociendo las consecuencias históricas que las deudas ilegitimas han acarreado al Sur global, llamamos a organizar en todas partes acciones que evidencien el papel del Banco Mundial y fortalezcan la resistencia a las falsas soluciones que promueve la crisis climática, incluyendo sobre todo el fomento del mercado de carbono en sus diversas formas y las consecuencias de esta alianza para los derechos de los pueblos y de la naturaleza.
“La humanidad está frente a una gran disyuntiva: continuar por el camino del capitalismo, la depredación y la muerte, o emprender el camino de la armonía con la naturaleza y el respeto a la vida¨ (Acuerdo de Cochabamba)
Primeras firmas:Jubileo Sur/Américas- Amigos de la Tierra América Latina y Caribe, ATALC- Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas, CAOI- Alianza Social Continental- Alianza de los Pueblos Acreedores del Sur de la Deuda Ecológica- Latindadd- World Rainforest Movement- Grito Continental de los Excluidos/as.Foro Boliviano sobre Medioambiente y Desarrollo, FOBOMADE, Fundación Solón (Bolivia)- Voces Ecológicas (Panamá)- Movimiento Social Nicaragüense “Otro Mundo es Posible”- Jubileo Sur/México, Marea Creciente, Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio, RMALC, Otros Mundos Chiapas (México)- Acción Ecológica, Centro de Derechos Económicos y Sociales, CDES (Ecuador)- Bloque Popular Hondureño, COPINH (Honduras)- Diálogo 2000, Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los Pueblos, Mopassol (Argentina)- Mesa Mujeres y Economía (Colombia)- PAPDA (Haití)- CTC (Venezuela)- Red de Acción Ciudadana Frente al Libre Comercio e Inversión Sinti Techán (El Salvador)- Jubileu Sul Brasil, Instituto de Políticas Alternativas para el Conosur, PACS, Centro de Pesquisa e Assesoria, ESPLAR, Red Brasil sobre Instituciones Financieras Multilaterales, Forum da Amazonia Occidental, FAOC, Centro de Defensa dos Dereitos Humanos e Educación Popular do Acre, CDDHGP, Instituto Brasilero de Análisis Sociales y Económicos, IBASE, Forum da Amazonia Oriental FAOR, Comité Metropolitano do Movimiento Xingu Vivo para Sempre, Rede Alerta contra o Deserto Verde, Amigos da Terra. Marcha Mundial das Mulheres (Brasil)
Documento en pdf