"Quien se pronuncia por el camino reformista en lugar de y en oposición a la conquista del poder político y a la revolución social no elige en realidad un camino más tranquilo, seguro y lento hacia el mismo objetivo, sino un objetivo diferente: en lugar de la implantación de una nueva sociedad, elige unas modificaciones insustanciales de la antigua." Rosa Luxemburgo

viernes, 12 de marzo de 2010

El FMI dispone, Rumania abdica...

por Jérôme Duval,
PATAS ARRIBA



La reelección a finales de 2009 como jefe de Estado del presidente Traian Basescu (del partido demócrata liberal, PDL), en unas elecciones sospechadas de fraudulentas y por un pequeño margen de ventaja, para un segundo mandato de cinco años supone poner fin a una crisis política de más de dos meses desde octubre de 2009. Durante ese período, Rumania, encaminada hacia una seria recesión, estuvo gobernada por un ejecutivo provisorio. El primer ministro Emil Boc, también reelegido, acaba de constituir un nuevo gobierno liberal. Rumania, integrada en la OTAN desde 2004, es uno de los Estados más pobres de la Unión Europea, a la que se adhirió en 2007.

Es evidente que el acuerdo concluido en marzo de 2009 con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Unión Europea (UE), el Banco Mundial y otros prestamistas para una ayuda de 20.000 millones de euros no servirá desgraciadamente para que la población pobre se libere de la crisis financiera que sufre el país. Como es habitual, cada vez que el FMI concede un préstamo, esta institución se inmiscuye en la política económica del país, en este caso para reformar el sistema de pensiones y reducir los salarios de los funcionarios públicos, impidiendo cualquier acto soberano del gobierno. Para conseguir esto, asfixiando aún más una economía maltrecha, el FMI bloquea junto a la UE una parte del préstamo, de 2.500 millones de euros, que Rumania debía recibir desde noviembre de 2009. De igual modo, y en el mismo momento, que en el caso de Ucrania,[1] el Fondo, despreocupándose de los efectos de la crisis económica que afectan a los más pobres, ejerce este bloqueo para presionar en las negociaciones sobre la satisfacción de sus exigencias neoliberales.

Ya en el mes de agosto, Jeffrey Franks, responsable del FMI y en ese momento en plenas conversaciones sobre el futuro económico del país, anunciaba que las autoridades deben reducir la masa salarial del sector público, del actual 9 % del PIB hasta llegar a un 6 % del PIB en cinco años. Mr. Franks calcula entonces que las condiciones impuestas a Rumania son «ambiciosas pero realistas» y «adaptadas al país». Pero esto no parece ser la opinión de la población que realizó una importante movilización: el 7 de octubre de 2009, salieron a la calle millares de personas para manifestarse en contra de las medidas de austeridad del gobierno. Además, aparecen otros frentes de movilización –un signo de efervescencia social–, como en el seno de la multinacional Alcatel Lucent, donde los asalariados decidieron crear su primer sindicato y comenzar una huelga para defender sus derechos (la multinacional, presente en Rumania desde hace 18 años, prevé la transferencia del 30 % de sus empleados hacia el subcontratista indio Wipro).[2]

Como era necesario facilitar las negociaciones en curso con el FMI, el presidente Traian Basescu nombró, el 15 de octubre de 2009, a Lucian Croitoru, ex representante del FMI en Rumania, que trabajó también en el Banco Mundial, nuevo primer ministro. Éste propuso un nuevo gobierno que fue rechazado por el Parlamento y tuvo que demitir. A fines de diciembre, Sebastian Vladescu, el próximo ministro de Finanzas del nuevo gobierno de Traian Basescu, confirma el sometimiento a la institución financiera al comprometerse a suprimir 100.000 puestos de funcionarios durante el año 2010, o sea, el 7,5 % de la función pública. Las condiciones del préstamo del FMI serán respetadas por lo tanto por el nuevo gobierno. Aunque una gran parte de los puestos de trabajo serán reducidos al no ser sustituidos los empleados que se acogen a la jubilación, es inconcebible aceptar un plan que forma parte de una estrategia cuyo objetivo es reducir a la mitad la masa salarial de la función pública. El FMI y la UE, en misión en Bucarest el 14 de diciembre de 2009, intervienen directamente en la elaboración del presupuesto de 2010, lo que es una condición para conseguir el préstamo. Es así como el señor Lyberck, representante del FMI en Bucarest, señala: «Una misión técnica restringida del FMI y de la UE visita Bucarest para continuar las discusiones sobre el proyecto de presupuesto de 2010 con los expertos del ministerio de Finanzas.»[3] Por su parte, el primer ministro Emil Boc subraya de la forma más explicita posible: «El presupuesto está basado en los indicadores aceptados por el FMI [...] Mis prioridades son las siguientes: cumplir con los compromisos que emanan del acuerdo con el FMI y los tomados con la Comisión Europea».[4] Además de la supresión de 100.000 puestos de trabajo, están las medidas impuestas por el FMI e incluidas en el presupuesto: una congelación de las pensiones y de los salarios con un mantenimiento del salario mínimo mensual de 600 lei (145 euros). Y a cambio de esto, Rumania recibió en febrero una «ayuda» de 2.300 millones de euros del FMI.

La crisis financiera en la que el FMI tiene una gran responsabilidad no habría frenado el dinamismo de la Institución sino todo lo contrario. En estos últimos años, varios países habían reembolsado anticipadamente sus deudas con el FMI y por consiguiente el Fondo vio como se reducía su cartera de préstamos de cerca de 100.000 millones de dólares a comienzos de 2000 a 17.000 millones justo antes de la crisis de 2007, mientras que su único préstamo fue para Turquía.[5] En ese momento interviene el G20, que, reunido en Londres el 2 de abril pasado, pidió a los Estados (o sea, a nosotros, los contribuyentes) insuflar a la institución casi un billón de dólares. De este modo, el G20 promueve ante el público un FMI desacreditado y despreciado por los movimientos sociales, sujeto a graves problemas de corrupción y debilitado por sus problemas de liquidez. Sin embargo, el FMI puede continuar con su política lucrativa de préstamos hacia toda una serie de nuevos países en dificultades (Islandia, Ucrania, Letonia, Hungría, etc.) y Dominique Strauss-Kahn, como un banquero entusiasmado por encontrar nuevos clientes, explicaba: «El Fondo está allí, fue creado para eso, y estamos prestos a suministrar a los países que lo deseen la liquidez necesaria.» Desde entonces, los negocios recomienzan y la institución anuncia unas ganancias en alza de cerca de 700 millones de dólares para el ejercicio 2009-2010, sin contar los 4.700 millones de dólares de beneficio generado por la venta en 2009, de casi 212 toneladas de oro de su stock. Esa venta continúa en 2010 (el FMI contaba a finales de enero de 2010 con una reserva de 3.005 toneladas de oro, que a precios de mercado valen unos 105.000 millones de dólares).

En forma similar a la crisis de 1982, el FMI llega como prestamista de última instancia acompañado de sus funestas consecuencias, llamadas vulgarmente ajustes estructurales. Cómo se puede explicar, entonces, el discurso erróneo de ciertos economistas, que como Bernard Maris, aparentemente reconciliado con el FMI de Dominique Strauss-Kahn, afirmaba el 7 de octubre de 2009: «Pero es cierto que con DSK y sus intervenciones puntuales, sin contrapartidas estructurales en Hungría, Irlanda, Polonia, Ucrania, etc., el FMI se reconcilió con su modestia y su filosofía original. Y es por ello por lo que DSK es unánimemente elogiado.»[6] ¿Puede ser un economista tan ciego hasta el punto de no ver en los recientes préstamos del FMI a los países del Norte la imposición de ajustes estructurales devastadores que los acompañan? El Tribunal constitucional de Letonia parece, sin embargo, haber detectado correctamente que la disminución de las pensiones de jubilación estaba condicionada por el préstamo de 7.500 millones de dólares del FMI y de la UE, ya que en diciembre de 2009 declaró la medida anticonstitucional y ordenó el reembolso a los jubilados de las sumas correspondientes a la reducción de sus pensiones.[7]

Al contrario de lo que decía Michel Camdessus (ex presidente del FMI desde 1987 hasta 2000), nosotros no pensamos que es necesario «adaptar el capital»[8] a un mundo en crisis para preservarlo mejor, sino más bien atacar el problema de manera radical, es decir, ir a la raíz del sistema capitalista mortífero y promover un igualitario reparto de la riqueza. Es necesario suprimir el FMI, cuyas políticas ultraliberales nos llevan de crisis en crisis, con los mismos remedios de siempre, que engordan a los mismos accionistas. Es el momento de reemplazar a esta institución, cuyos múltiples fallos demostraron innumerables veces su incapacidad para estabilizar la economía mundial, mandato que el propio Fondo se adjudicó. Debemos instaurar instituciones financieras democráticas, que funcionen con control ciudadano, que rompan definitivamente con el Consenso de Washington y que trabajen por un verdadero desarrollo humano dirigido a un decrecimiento materialista.

Traducido por Griselda Pinero.

[1] A pesar de la visita de una delegación ucraniana a Washington en diciembre, la concesión de otra parte de un crédito de 16.400 millones de dólares que el FMI le había otorgado a Kiev en noviembre de 2008, continúa bloqueada, y fuertemente cuestionada por el aumento de un 20 % en el salario mínimo a fines de octubre. Las negociaciones deben continuar en enero de 2010.

[2] Véase el artículo «Los asalariados de Alcatel-Lucent hacen su revolución en Timisoara» http://balkans.courriers.info/article14248.html

[3] Ver Les Echos y AFP, 14 de diciembre de 2009.

[4] http://www.lexpress.fr/actualites/2...

[5] Leer la entrevista a Eric Toussaint: http://www.cadtm.org/Cette-crise-va...

[6] Entrevista por radio: http://sites.radiofrance.fr/francei...

[7] http://fr.reuters.com/article/frEur...

[8] «Se ha producido una separación. Todavía estamos en un sistema basado en un mundo como el del fin de la segunda guerra mundial. El mundo ha cambiado, por lo tanto hay que adaptar el capital», Michel Camdessus, 11/02/2008, RFI.

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