por Elena Ledda
23 de octubre
Todo este modelo de rescate que ahora el Fondo Monetario
Internacional (FMI) y las autoridades imponen a Europa es absolutamente
igual al que fue sometida Latinoamérica desde los años ochenta”, apunta
Maria Lúcia Fattorelli. “Nuestra lucha entonces era muy difícil porque
estábamos bajo dictaduras militares y no teníamos ningún acceso a la
información; hoy en día hay internet, aunque haya mucha presión no están
bajo dictaduras y sobretodo tienen la posibilidad de aprender de la
experiencia de Latinoamérica para impulsar la lucha en Europa”.
No es casualidad que las ponentes del primer acto organizado en Barcelona en el marco de la Semana de Acción Global contra la Deuda y las Instituciones Financieras Internacionales –o
Semana de la Deuda, que se celebra del 8 al 15 de octubre- fueran
precisamente Maria Lúcia Fattorelli, coordinadora de la campaña Auditoria Cidadã da Dídiva (Auditoría Ciudadana de la Deuda) de Brasil y Miriam Ayala Silva, de la Comisión para la Auditoría Integral del Crédito Público (CAIC)
de Ecuador. En los últimos años en los dos países se ha ido recopilando
documentación que ha permitido evidenciar cuánta deuda pública había
sido emitida para el rescate bancario y “la total responsabilidad del
Banco Central, del FMI, de los gobiernos, entre otros”.
Las Auditorías de la Deuda recopilan documentación para evidenciar
cuánta deuda pública ha sido emitida para el rescate bancario y “la
total responsabilidad del Banco Central, del FMI, de los gobiernos,
entre otros”
“La deuda privada de la banca se ha transformado en pública de los
países del Norte donde esos bancos tienen sede”, explica Fattorelli. Las
auditorías cuantifican la sustracción de recursos a servicios públicos y
sociales para el pago de la deuda, incluido cómo afecta a las mujeres,
“que en general son las primeras víctimas de los recortes
presupuestarios”.
La Auditoria Cidadã da Dídiva de Brasil ha buscado también apoyos de
la ciudadanía, de las universidades, del Parlamento, con el objetivo de
hacer no sólo divulgación sino presiones (legales, políticas etc.) para
lograr que el pueblo no pagara las deudas ilegítimas, “o sea aquellas
que no fueron contratadas por el Estado u entidad del Estado de manera
transparente, coherente y en favor de la sociedad sino para cubrir
deudas privadas o realizar rescate bancario”.
Se ha llevado a cabo, en pocas palabras, un proceso de auditoría de
la deuda pública, el mismo que en España arrancó el año pasado y se
conformó en marzo de 2012 con la creación de la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda, No debemos, No pagamos.
Maria Lúcia Fattorelli, auditora fiscal de profesión, con trayectoria
entre el sindicato (fue presidenta del Sindicato de Auditores Fiscales
‘da Receita Federal UNAFISCO) y los movimientos sociales, feminista, ha
impulsado y participado activamente en los procesos de auditoría tanto
de Brasil como de Ecuador –del que ha sido presidenta y miembro.
En Ecuador en 2007, el presidente Correa impulsó la creación de la
Comisión para la Auditoría Integral del Crédito Público (CAIC). Sus
resultados evidenciaron ilegalidades e ilegitimidades, por lo se
consiguió que el país ahorrara un 70% de su deuda en Bonos “Global 2012”
y “Global 2030”. En Brasil, en cambio, la campaña permanente de
auditoría se creó en 2001 por voluntad de una parte de la sociedad
civil. Si en el primer caso se trata de una auditoría oficial, en el
segundo hablamos de auditoría ciudadana.
“La diferencia con respecto a cuando hay voluntad política de un
presidente (como en Ecuador), es que después de todo el trabajo de
investigación la ciudadanía tiene que seguir presionando con acciones en
el Congreso, en la Fiscalía, legislativas y judiciales”, explica. “Aquí
en Brasil, después de años de auditoría ciudadana, logramos iniciar una
comisión parlamentaria de investigación y sacar un informe, que en este
momento está en la fiscalía”.
“Hay que optar por otra arquitectura financiera en la que la banca
cumpla su papel únicamente de prestadora de servicios y no de
administradora de todos los recursos del mundo financiero”
En el continente europeo destacan los casos de Islandia, donde con un
referéndum popular en marzo 2010 se decidió, con una mayoría de 93%, no
pagar la deuda que el país había acumulado con el Reino Unido y Holanda
(entre otros) y el de Noruega, esta vez como acreedor. En 2006, el
Gobierno, presionado por campañas como la de SLUG (the Norwegian
Coalition for Debt Cancellation), anunció la cancelación de las deudas
originadas por un conjunto de préstamos a los países en desarrollo para
la compra de barcos noruegos. Desde el pasado agosto el país se ha
convertido en el primero en llevar a cabo una auditoría oficial de su
deuda como acreedor.
Sin embargo para Fattorelli el camino para salir de la crisis va más
allá de la anulación del sistema de la deuda. “Si no intentamos cambiar
el modelo económico, aunque anulemos la deuda, mañana el sistema creará
otra”. La auditora apuesta en primer lugar por regular el funcionamiento
de la banca en todo el mundo. “Hay que optar por otra arquitectura
financiera en la que la banca cumpla su papel únicamente de prestadora
de servicios y no de administradora de todos los recursos del mundo
financiero”. Paralelamente apuesta por acabar con los paraísos fiscales,
“que imposibilitan totalmente la transparencia de los movimientos de
los recursos”.
El primer paso hacia un camino, que como ella misma admite, es largo,
ya se está dando aquí y ahora. “Todo el conocimiento que la ciudadanía
vaya adquiriendo a través de estas jornadas y posteriormente de un
proceso de auditoría ciudadana es en sí mismo un resultado positivo,
porque posibilita mejores condiciones de lucha en el futuro”. Durante la
charla que dieron en Barcelona ambas auditoras invitaron a la
ciudadanía, “especialmente a las mujeres”, subraya Fattorelli, a
participar de iniciativas ciudadanas de auditoría. El objetivo, “conocer
la realidad financiera del país y del mundo, empoderando a las acciones
ciudadanas en todas partes”.
Tan convencida está Fattorelli de ello que acaba de jubilarse de
auditora fiscal para dedicarse enteramente –y de forma voluntaria- al
trabajo de auditoría ciudadana. Aprender de otras experiencia, sobre
todo ante un problema cuyo origen es común como es el del sistema de la
deuda, se hace imprescindible. “Todo lo que luche la ciudadanía europea
podría frenar graves daños al Sur, donde ya está siendo trasferida toda
esta basura de los activos tóxicos (derivativos) creados por la banca.
Al mismo tiempo espero que todo lo que sufrimos en la década de los 80 y
90 en Latinoamérica pueda servir para que ustedes puedan ver que hay
que hacer de todo para parar el dominio de bancos y entidades
financieras en la economía, la política y las reglas jurídicas de los
pueblos”.

Maria Lúcia Fattorelli, impulsora de la Auditoría Ciudadana de la Deuda de Brasil
Fuente : Pikara Magazine