por Yorgos Mitralias
Comite contra la deuda Grecia / CADTM
Dado que la crisis de la deuda era hasta muy recientemente el "privilegio" exclusivo de los países del Tercer Mundo, no sorprende que no haya ni experiencias, ni lecciones y mucho menos ninguna bibliografía relativa a la preparación, organización y realización de auditorías de la deuda pública en los países del Norte Global. Es pues exactamente por esta razón que es casi "normal" que un libro que ambicione constituirse en un "manual para las auditorías" de la deuda enumere y se inspire en los hechos, las situaciones y sobretodo, en las experiencias concretas de auditorías realizadas exclusivamente en ese Tercer Mundo tan afectado.
Así pues, en un momento en el que la crisis de la deuda se desplaza se extiende masivamente por el Norte global y nosotros mismos aquí en Grecia estamos llamados a confrontar, contestando y denunciando en actas esta pesadilla que es la deuda pública griega, no podemos evocar ningún precedente, ni tirar de las enseñanzas de ninguna experiencia de auditoría en la UE o, más en general, en el Norte desarrollado. Sin embargo, no partimos de cero. Las experiencias y las lecciones aprendidas de las luchas del Sur global están aquí, a nuestra disposición, y sólo hay que utilizarlas para iniciar, también para otros pueblos europeos, la más decisiva de las batallas presentes y futuras: La batalla contra la deuda que asola las sociedades y destruye las vidas humanas, mientras constituye una de las herramientas probadas para seguir haciendo a los ricos escandalosamente más ricos y a los pobres inhumanamente más pobres…
No cabe duda que las diferencias entre las crisis de la deuda en el Norte y en el Sur son reales y en absoluto despreciables. Sin embargo, tanto en el Sur como en el Norte, los objetivos de una auténtica auditoría de la deuda pública son idénticos a los que son descritos en el libro que ustedes tienen en las manos:
"El primer objetivo de una auditoría es aclarar el pasado, desenmarañar el ovillo de la deuda, hilo a hilo, hasta reconstruir la pelota de encadenamientos que han conducido al impasse actual. ¿En qué se ha convertido el dinero de ese préstamo? ¿A qué condiciones ha sido adquirido? ¿Cuántos intereses han sido pagados, a qué tasa, cuánto del principal ha sido ya reembolsado? ¿Cómo es que la deuda se ha inflado sin que veamos el color del dinero? ¿Qué camino han recorrido los capitales? ¿A qué intereses han servido? ¿Cuánto fue desviado y cómo?"
Y aún más:
"¿Quién se ha endeudado y en nombre de quién? ¿Quién ha prestado y cuál es su papel? ¿Cómo es que el Estado se ha visto comprometido, por qué decisión, quién le ha concedido esa capacidad? ¿Cómo las deudas privadas se han convertido en "públicas"? ¿Quién se ha comprometido a los proyectos ’bidón’ ? se entiende en español? ¿Quién los ha impulsado, incitado, quién se ha aprovechado de ellos? ¿Qué crímenes se han cometido con ese dinero? ¿Por qué no establecemos las responsabilidades civiles, penales y administrativas?"
Basta con tener en mente estos interrogantes para comprender cuán enorme es el campo de acción de una auditoría de la deuda pública, que no tiene absolutamente nada que ver con su caricatura que la reduce a una simple verificación de cifras hecha por contables rutinarios. Así pues, no es en absoluto una casualidad que los partidarios de las auditorías argumenten en favor de su necesaria realización invocando siempre a dos necesidades fundamentales y vitales de la sociedad: Las de la transparencia y el control democrático del Estado y de los gobernantes por los ciudadanos.
Se trata sin duda de necesidades que se refieren a derechos democráticos elementales, pero violados permanentemente, reconocidos por el derecho internacional. El derecho de los ciudadanos a conocer los actos de quienes les gobiernan, de informarse de todo lo que concierne a su gestión, sus objetivos y sus motivaciones es intrínseco a la democracia en sí misma, ya que emana del derecho fundamental de los ciudadanos de ejercer su control sobre el poder y participar activamente en los asuntos comunes.
Así pues, el hecho de que este poder rechace obstinadamente realizar la auditoría de su propia deuda y al horror mismo de la idea de que algunos intrusos "no institucionales" osen realizarla, es indicativo de nuestra democracia (burguesa y neoliberal) enferma y profundamente deficitaria. Una democracia inválida, que a menudo no para de bombardearnos con su retórica sobre la transparencia.
Esta necesidad permanente de transparencia en los asuntos públicos adquiere todavía en la época del neoliberalismo más salvaje y de la corrupción desatada -sin precedente en la historia mundial- una enorme importancia suplementaria: ¡Se transforma en una necesidad social y política absolutamente vital! Y es exactamente por esta razón que la transparencia en los actos constituye una pesadilla y es exorcizada en la práctica por los poderosos del sistema, que no muestran la menor gana de tolerar a los testigos no invitados a su interminable festín neoliberal.
En otros términos, en el actual periodo de la más vasta corrupción y de innumerables escándalos financieros, libertades y derechos de ciudadanos considerados como "elementales" se transforman en productos de lujo cada vez más raros en nuestras sociedades estrechamente vigiladas. La consecuencia directa es que el ejercicio de estos derechos democráticos, hasta ayer "elementales", es considerado por los gobernantes casi como una declaración de guerra a su sistema por "los de abajo". Y naturalmente, actúan en consecuencia…
Sin ninguna vacilación, bastaría poner en práctica estos derechos democráticos "elementales", de hecho extremadamente políticos, para que la auditoría de la deuda pública adquiriera una dinámica social saludable y políticamente casi… subversiva. Sin embargo, la utilidad profunda de una auditoría independiente de la deuda pública no puede resumirse únicamente en la defensa de la transparencia y la democratización de la sociedad. Va mucho más lejos, ya que toca cuestiones cualitativamente superiores y abre el camino a procesos que podrían perfilarse como extremadamente peligrosos para el poder establecido y potencialmente liberadores para la abrumadora mayoría de los ciudadanos!
En efecto, al exigir abrir y auditar los libros de la deuda pública, y mejor aún, abriendo y auditando esos libros, el movimiento de la auditoría ciudadana osa "lo impensable": ¡Penetra en la zona prohibida, en el ’sancta sanctorum’ del sistema capitalista, ahí donde, por definición, ningún intruso es tolerado!.
Al mismo tiempo, confronta, directamente y sin ningún intermediario, al sistema mismo, porque contesta al más esencial de sus poderes: La monopolización del derecho de decidir, de tomar decisiones sobre las cuestiones financieras, políticas, medioambientales y sociales más importantes del país!. Es decir, decidir sobre el destino, la vida y la muerte de los seres humanos…
Aquí, no se trata ya sólo ni de la simple transparencia, ni siquiera de la democratización de la sociedad. Se trata de algo mucho más profundo y esencial, de la apertura de una inmensa brecha en el muro del poder que nos rodea. De una brecha a través de la cual es posible entrever, incluso confusamente, el "otro mundo posible" de la muy querida visión emancipadora de los productores asociados.
Más concretamente, a fin de realizar sus objetivos y responder a las expectativas de la sociedad, una auditoría ciudadana de la deuda pública es -de hecho- capaz de ir mucho más lejos que el control de la simple legalidad de esta deuda. "Imperceptiblemente" empuja a penetrar en el interior de campos cerrados del poder capitalista, de cometer el supremo "sacrilegio" de contestar a la vaca sagrada que es la propiedad privada, evaluando por qué, según qué criterios y dónde se ha ido el dinero de los préstamos, dónde y cómo ha sido invertido. Y esto obliga de hecho a moverse a lo que se encuentra detrás y alrededor, o sea, a los asalariados y los oprimidos de toda condición, a elaborar sus propias prioridades alternativas sobre la base de la satisfacción de otras necesidades sociales, diametralmente opuestas.
Por ejemplo, criticar el derroche de recursos por los Juegos Olímpicos de Atenas es más de desvelar y denunciar la corrupción de gran alcance que les acompañó, o imputar responsabilidades por los sobornos distribuidos tan graciosamente. La crítica principal y más pertinente de estos Juegos Olímpicos es hecha sobre la base de otra visión totalmente diferente de la realidad social y medioambiental. Esa que conduce a la adopción de las prioridades sociales y económicas diametralmente opuestas y pues, de otro mundo posible. En lugar de la construcción de infraestructuras deportivas faraónicas, inversiones en salud, educación, mejora cualitativa de los servicios públicos, etc. En lugar del asfaltado extremo de la capital y de sus habitantes ya asfixiados, inversiones masivas para atacar el cambio climático. En otras palabras, en lugar de los beneficios cuantiosos, la satisfacción de las necesidades de la abrumadora mayoría de los humanos…
Por tanto, es exactamente esta visión de las necesidades de los trabajadores -pero también de la naturaleza en la que vivimos y nos reproducimos- la que ofrece la base para que comience a emerger no sólo la necesidad pero también las líneas generales de otra organización económica y social, es decir, ¡de otra sociedad! Así, comenzando por el "sacrilegio" de una simple auditoría de la deuda, se desvela a los ojos de la gente cuán desnudo está el rey (capitalista) que nos aplasta. El proceso se transforma rápidamente en una escuela inédita frecuentada por "los de abajo" que forman y desarrollan su conciencia de clase y política, mientras amplían sus horizontes hasta el punto de comenzar a tener ganas de contestar firmemente al poder mismo de "los de arriba".
Es evidente que una auditoría de la deuda pública no puede realizarse sin la participación directa y activa de "los de abajo". Para que exista, hace falta la creación y desarrollo de un movimiento social unitario pero también democrático. Sin embargo, este movimiento no puede y no debe ser reducido a un rol suplementario, no puede limitarse solamente a seguir los trabajos de algunos "expertos" de la comisión de auditoría, sean gentes de la izquierda o incluso revolucionarios. Debe participar en el proceso de la auditoría de la deuda no sólo porque puede ayudar eficazmente con conocimientos específicos, con sus testimonios y sus encuestas, pero sobre todo porque es el único capaz de denunciar y juzgar la deuda pública sobre la base de sus propias prioridades, necesidades y valores populares, de sus propias visiones emancipadoras.
Tal movimiento radical para la auditoría de la deuda no puede ser algo abstracto. Para que se haga carne y hueso, debe autoorganizarse a imagen de la sociedad moderna misma. Y para que esto sea realidad, hace falta reunir una gran corriente en la que confluyan numerosos torrentes humanos diferentes. No en nombre de cualquier pluralismo metafísico, sino porque, para que sea eficaz, la auditoría de la deuda debe hacerse en relación a las necesidades de las gentes y porque nadie más puede conocer, juzgar, evaluar y defender las necesidades, por ejemplo de las mujeres, que el movimiento feminista. O de los agricultores que los propios agricultores, de los jóvenes que la juventud movilizada, de los consumidores que los consumidores organizados o del medioambiente que los ecologistas radicales, etc.
Conclusión: Una auditoría de la deuda pública verdadera y eficaz exige la existencia de un movimiento potente en el que se encuentren los movimientos particulares contra la deuda (y las medidas de austeridad) de las diversas, pequeñas y grandes, categorías sociales y otras sensibilidades de la población asalariada oprimida por el capital. Es decir, de un movimiento que, teniendo en cuenta las múltiples "identidades" del asalariado de hoy (no solamente productor sino también consumidor, usuario de los servicios públicos, víctima del sexismo, de la violencia conyugal y de las discriminaciones de género, víctima del cambio climático y de la polución medioambiental, etc) intente su síntesis, sin la cual el movimiento se fragmenta, se divide y pierde su dinámica emancipadora.
He aquí una de las razones que hacen imperativa la necesidad de encuentro del movimiento de la auditoría de la deuda pública con el movimiento "Yo no Pago" |1|. Esta necesidad no descansa sólo en el hecho de que los dos representen "a los de abajo" y sus resistencias. Descansa sobre todo en el hecho de que se trata, en bastantes aspectos, de movimientos sociales gemelos que tienen "filosofías" y dinámicas similares y que están condenados a encontrarse y a injertarse, el uno en el otro, si quieren desarrollar todas sus potencialidades. Ninguno de los dos se limita a una crítica pasiva del sistema capitalista, sino que pasan a la transgresión con actos de la legalidad burguesa y capitalista, levantando la cabeza con insolencia ante los poderosos de su sistema. Actuando así, crean las condiciones para la extensión y la generalización de su buen ejemplo, popularizando con sus actos la evidencia: Sí, gratuitos la sanidad y los transportes, la educación y la electricidad, el gas o las guarderías para los asalariados, los inmigrantes, las familias monoparentales, los pensionistas sin un duro, los parados y los apartados de toda especie de este sistema inhumano. Sí, gratuitos porque no es un lujo extravagante, sino un derecho de "los de abajo" y un deber de "los de arriba".
El encuentro y la conjunción orgánica de tales movimientos sociales no sólo multiplica su credibilidad y su fuerza, sino que hace posible una cosa mucho más importante: Acostumbra a la sociedad de "los de abajo" a la idea de que no están eternamente condenados a obedecer resignados las órdenes de sus jefes. ¡Que no sólo están en disposición de contestar colectivamente a su poder, sino que son capaces de reemplazarlos!.
El proceso de auditoría de la deuda pública por la sociedad movilizada puede constituir un gran aprendizaje para lxs trabajadorxs, ya que ofrece una ocasión única de ponerse en contacto y de comprender "el interior" de las cuestiones que les son permanentemente inaccesibles y prohibidas, como el funcionamiento del Estado burgués, la economía de mercado nacional e internacional o las relaciones e instituciones internacionales. Jugando ese rol pedagógico, la escuela de la auditoría de los libros del Estado por lxs asalariadxs y sus organizaciones contribuye sin embargo a la formación y al desarrollo de su consciencia de clase y anticapitalista, ya que despliega una dinámica análoga a la del control obrero. Una dinámica que viene a armar a lxs trabajadorxs, y más generalmente a las víctimas del neoliberalismo, con la voluntad de contestar a la tiranía del capital y de tomar las riendas de sus propios destinos.
Por tanto, las dinámicas gemelas de los dos controles no pueden esconder las importantes diferencias que les separan. En efecto, mientras que el control obrero abre los libros del patrón, la auditoría de la deuda pública examina los libros del Estado. Mientras que el uno (el control obrero) parte de abajo a arriba, el otro (la auditoría de la deuda) comienza por arriba para ir hacia abajo. En otras palabras, cada uno de ellos termina donde comienza el otro…
Entonces, si el fin último del control obrero, que comienza en la fábrica , en la empresa y en cada lugar de trabajo, es hacer que los asalariados planteen la cuestión de su control fuera de su lugar de trabajo, generalizándolo a nivel de toda la sociedad y del Estado, pasa exactamente a la inversa con la auditoría de la deuda: Comenzando por el Estado y su deuda, busca empujar a lxs trabajadorxs -y todxs los oprimidxs- a generalizar su experiencia de imponer su control en los lugares de trabajo, sobre la producción y por todas partes donde exista la explotación capitalista.
Se trata, sin duda, de una "innovación" que es el producto directo de nuestros tiempos neoliberales, y que no ha atraído aún el interés de la izquierda y de sus estados mayores. Esto no es una sorpresa, porque lo que nos falta cruelmente, sobre todo en el Norte global, son estas experiencias prácticas de auditoría de la deuda pública por parte de "los de abajo", que podrían sentar la base de la búsqueda teórica a la vista del análisis y de la comprensión del "fenómeno". Queda por tanto el objetivo inmediato que no es otro que el que debe ser hecho para que la dinámica de la auditoría haga el camino inverso del control obrero: "Descender" a la base de la sociedad, a los lugares de trabajo, y extenderse a todo el proceso productivo!
Así pues, esperando el veredicto de la praxis de "los de abajo", podemos ya estar segurxs de una cosa: "Frente a un adversario de clase internacional, organizado desde hace tiempo, coordinado y armado hasta los dientes, y dada la internacionalización extrema de la economía así como la naturaleza y la realidad "multinacionales" de la deuda pública, la búsqueda de la parte del movimiento de la auditoría de la deuda de lxs partenaires, de lxs aliadxs y de lxs compañerxs de lucha fuera de las fronteras nacionales constituye una condición de importancia decisiva para su éxito. Dos son las consecuencias directas de esta constatación: Primero, toda lucha por la auditoría y la anulación de la deuda pública que no se haga en nombre y sobre la base de los intereses comunes (de clase) de "los de abajo", más allá de las fronteras, está condenada al fracaso. Luego, toda confrontación exclusivamente con los acreedores extranjeros y los directores extranjeros, en nombre de una "resistencia a la ocupación extranjera" del país, es no sólo totalmente ineficaz, sino un auténtico combate quimérico jugando al juego de la santa alianza de nuestrxs tiranxs indígenas y extranjerxs. Ante la internacional del capital, si realmente es tan concreta, no le oponemos patriotismo sino nuestro internacionalismo con hechos.
Lo que es alentador es que todo esto debe y puede concretarse hoy, transformarse directamente en un internacionalismo práctico de combate. La razón es simple: Los pueblos en Europa -y seguramente más allá, al otro lado del Mediterráneo donde hierve la revolución árabe!- todos están en el mismo barco de la deuda pública explosiva y de las medidas de austeridad inhumanas, y cada vez más sienten más intensamente la necesidad de colaborar y unir fuerzas contra su enemigo común de clase. La prueba está en que día tras día, son muchos los que parecen compartir la certidumbre de que no hay salvación en el interior de sus fronteras nacionales; que hace falta, aquí y ahora, que los pueblos de Europa (del este y del oeste) hagan exactamente lo que hacen sus gobernantes, la Europa Unida, el FMI y su rico arsenal institucional y punitivo: Coordinarse y actuar juntos sobre la base de un proyecto estratégico común.
Como último análisis, "los de arriba" hacen bien su trabajo; será grande el tiempo en que "los de abajo" hagan el suyo!…
Traducción : Fafatale
Yorgos Mitralias es miembro fundador del Comité griego contra la Deuda (www.contra-xreos.org) afiliado al CADTM y de la Iniciativa por una Comisión Internacional por la Auditoría de la Deuda Pública Griega.
Comite contra la deuda Grecia / CADTM
Dado que la crisis de la deuda era hasta muy recientemente el "privilegio" exclusivo de los países del Tercer Mundo, no sorprende que no haya ni experiencias, ni lecciones y mucho menos ninguna bibliografía relativa a la preparación, organización y realización de auditorías de la deuda pública en los países del Norte Global. Es pues exactamente por esta razón que es casi "normal" que un libro que ambicione constituirse en un "manual para las auditorías" de la deuda enumere y se inspire en los hechos, las situaciones y sobretodo, en las experiencias concretas de auditorías realizadas exclusivamente en ese Tercer Mundo tan afectado.
Así pues, en un momento en el que la crisis de la deuda se desplaza se extiende masivamente por el Norte global y nosotros mismos aquí en Grecia estamos llamados a confrontar, contestando y denunciando en actas esta pesadilla que es la deuda pública griega, no podemos evocar ningún precedente, ni tirar de las enseñanzas de ninguna experiencia de auditoría en la UE o, más en general, en el Norte desarrollado. Sin embargo, no partimos de cero. Las experiencias y las lecciones aprendidas de las luchas del Sur global están aquí, a nuestra disposición, y sólo hay que utilizarlas para iniciar, también para otros pueblos europeos, la más decisiva de las batallas presentes y futuras: La batalla contra la deuda que asola las sociedades y destruye las vidas humanas, mientras constituye una de las herramientas probadas para seguir haciendo a los ricos escandalosamente más ricos y a los pobres inhumanamente más pobres…
No cabe duda que las diferencias entre las crisis de la deuda en el Norte y en el Sur son reales y en absoluto despreciables. Sin embargo, tanto en el Sur como en el Norte, los objetivos de una auténtica auditoría de la deuda pública son idénticos a los que son descritos en el libro que ustedes tienen en las manos:
"El primer objetivo de una auditoría es aclarar el pasado, desenmarañar el ovillo de la deuda, hilo a hilo, hasta reconstruir la pelota de encadenamientos que han conducido al impasse actual. ¿En qué se ha convertido el dinero de ese préstamo? ¿A qué condiciones ha sido adquirido? ¿Cuántos intereses han sido pagados, a qué tasa, cuánto del principal ha sido ya reembolsado? ¿Cómo es que la deuda se ha inflado sin que veamos el color del dinero? ¿Qué camino han recorrido los capitales? ¿A qué intereses han servido? ¿Cuánto fue desviado y cómo?"
Y aún más:
"¿Quién se ha endeudado y en nombre de quién? ¿Quién ha prestado y cuál es su papel? ¿Cómo es que el Estado se ha visto comprometido, por qué decisión, quién le ha concedido esa capacidad? ¿Cómo las deudas privadas se han convertido en "públicas"? ¿Quién se ha comprometido a los proyectos ’bidón’ ? se entiende en español? ¿Quién los ha impulsado, incitado, quién se ha aprovechado de ellos? ¿Qué crímenes se han cometido con ese dinero? ¿Por qué no establecemos las responsabilidades civiles, penales y administrativas?"
Basta con tener en mente estos interrogantes para comprender cuán enorme es el campo de acción de una auditoría de la deuda pública, que no tiene absolutamente nada que ver con su caricatura que la reduce a una simple verificación de cifras hecha por contables rutinarios. Así pues, no es en absoluto una casualidad que los partidarios de las auditorías argumenten en favor de su necesaria realización invocando siempre a dos necesidades fundamentales y vitales de la sociedad: Las de la transparencia y el control democrático del Estado y de los gobernantes por los ciudadanos.
Se trata sin duda de necesidades que se refieren a derechos democráticos elementales, pero violados permanentemente, reconocidos por el derecho internacional. El derecho de los ciudadanos a conocer los actos de quienes les gobiernan, de informarse de todo lo que concierne a su gestión, sus objetivos y sus motivaciones es intrínseco a la democracia en sí misma, ya que emana del derecho fundamental de los ciudadanos de ejercer su control sobre el poder y participar activamente en los asuntos comunes.
Así pues, el hecho de que este poder rechace obstinadamente realizar la auditoría de su propia deuda y al horror mismo de la idea de que algunos intrusos "no institucionales" osen realizarla, es indicativo de nuestra democracia (burguesa y neoliberal) enferma y profundamente deficitaria. Una democracia inválida, que a menudo no para de bombardearnos con su retórica sobre la transparencia.
Esta necesidad permanente de transparencia en los asuntos públicos adquiere todavía en la época del neoliberalismo más salvaje y de la corrupción desatada -sin precedente en la historia mundial- una enorme importancia suplementaria: ¡Se transforma en una necesidad social y política absolutamente vital! Y es exactamente por esta razón que la transparencia en los actos constituye una pesadilla y es exorcizada en la práctica por los poderosos del sistema, que no muestran la menor gana de tolerar a los testigos no invitados a su interminable festín neoliberal.
En otros términos, en el actual periodo de la más vasta corrupción y de innumerables escándalos financieros, libertades y derechos de ciudadanos considerados como "elementales" se transforman en productos de lujo cada vez más raros en nuestras sociedades estrechamente vigiladas. La consecuencia directa es que el ejercicio de estos derechos democráticos, hasta ayer "elementales", es considerado por los gobernantes casi como una declaración de guerra a su sistema por "los de abajo". Y naturalmente, actúan en consecuencia…
Sin ninguna vacilación, bastaría poner en práctica estos derechos democráticos "elementales", de hecho extremadamente políticos, para que la auditoría de la deuda pública adquiriera una dinámica social saludable y políticamente casi… subversiva. Sin embargo, la utilidad profunda de una auditoría independiente de la deuda pública no puede resumirse únicamente en la defensa de la transparencia y la democratización de la sociedad. Va mucho más lejos, ya que toca cuestiones cualitativamente superiores y abre el camino a procesos que podrían perfilarse como extremadamente peligrosos para el poder establecido y potencialmente liberadores para la abrumadora mayoría de los ciudadanos!
En efecto, al exigir abrir y auditar los libros de la deuda pública, y mejor aún, abriendo y auditando esos libros, el movimiento de la auditoría ciudadana osa "lo impensable": ¡Penetra en la zona prohibida, en el ’sancta sanctorum’ del sistema capitalista, ahí donde, por definición, ningún intruso es tolerado!.
Al mismo tiempo, confronta, directamente y sin ningún intermediario, al sistema mismo, porque contesta al más esencial de sus poderes: La monopolización del derecho de decidir, de tomar decisiones sobre las cuestiones financieras, políticas, medioambientales y sociales más importantes del país!. Es decir, decidir sobre el destino, la vida y la muerte de los seres humanos…
Aquí, no se trata ya sólo ni de la simple transparencia, ni siquiera de la democratización de la sociedad. Se trata de algo mucho más profundo y esencial, de la apertura de una inmensa brecha en el muro del poder que nos rodea. De una brecha a través de la cual es posible entrever, incluso confusamente, el "otro mundo posible" de la muy querida visión emancipadora de los productores asociados.
Más concretamente, a fin de realizar sus objetivos y responder a las expectativas de la sociedad, una auditoría ciudadana de la deuda pública es -de hecho- capaz de ir mucho más lejos que el control de la simple legalidad de esta deuda. "Imperceptiblemente" empuja a penetrar en el interior de campos cerrados del poder capitalista, de cometer el supremo "sacrilegio" de contestar a la vaca sagrada que es la propiedad privada, evaluando por qué, según qué criterios y dónde se ha ido el dinero de los préstamos, dónde y cómo ha sido invertido. Y esto obliga de hecho a moverse a lo que se encuentra detrás y alrededor, o sea, a los asalariados y los oprimidos de toda condición, a elaborar sus propias prioridades alternativas sobre la base de la satisfacción de otras necesidades sociales, diametralmente opuestas.
Por ejemplo, criticar el derroche de recursos por los Juegos Olímpicos de Atenas es más de desvelar y denunciar la corrupción de gran alcance que les acompañó, o imputar responsabilidades por los sobornos distribuidos tan graciosamente. La crítica principal y más pertinente de estos Juegos Olímpicos es hecha sobre la base de otra visión totalmente diferente de la realidad social y medioambiental. Esa que conduce a la adopción de las prioridades sociales y económicas diametralmente opuestas y pues, de otro mundo posible. En lugar de la construcción de infraestructuras deportivas faraónicas, inversiones en salud, educación, mejora cualitativa de los servicios públicos, etc. En lugar del asfaltado extremo de la capital y de sus habitantes ya asfixiados, inversiones masivas para atacar el cambio climático. En otras palabras, en lugar de los beneficios cuantiosos, la satisfacción de las necesidades de la abrumadora mayoría de los humanos…
Por tanto, es exactamente esta visión de las necesidades de los trabajadores -pero también de la naturaleza en la que vivimos y nos reproducimos- la que ofrece la base para que comience a emerger no sólo la necesidad pero también las líneas generales de otra organización económica y social, es decir, ¡de otra sociedad! Así, comenzando por el "sacrilegio" de una simple auditoría de la deuda, se desvela a los ojos de la gente cuán desnudo está el rey (capitalista) que nos aplasta. El proceso se transforma rápidamente en una escuela inédita frecuentada por "los de abajo" que forman y desarrollan su conciencia de clase y política, mientras amplían sus horizontes hasta el punto de comenzar a tener ganas de contestar firmemente al poder mismo de "los de arriba".
Es evidente que una auditoría de la deuda pública no puede realizarse sin la participación directa y activa de "los de abajo". Para que exista, hace falta la creación y desarrollo de un movimiento social unitario pero también democrático. Sin embargo, este movimiento no puede y no debe ser reducido a un rol suplementario, no puede limitarse solamente a seguir los trabajos de algunos "expertos" de la comisión de auditoría, sean gentes de la izquierda o incluso revolucionarios. Debe participar en el proceso de la auditoría de la deuda no sólo porque puede ayudar eficazmente con conocimientos específicos, con sus testimonios y sus encuestas, pero sobre todo porque es el único capaz de denunciar y juzgar la deuda pública sobre la base de sus propias prioridades, necesidades y valores populares, de sus propias visiones emancipadoras.
Tal movimiento radical para la auditoría de la deuda no puede ser algo abstracto. Para que se haga carne y hueso, debe autoorganizarse a imagen de la sociedad moderna misma. Y para que esto sea realidad, hace falta reunir una gran corriente en la que confluyan numerosos torrentes humanos diferentes. No en nombre de cualquier pluralismo metafísico, sino porque, para que sea eficaz, la auditoría de la deuda debe hacerse en relación a las necesidades de las gentes y porque nadie más puede conocer, juzgar, evaluar y defender las necesidades, por ejemplo de las mujeres, que el movimiento feminista. O de los agricultores que los propios agricultores, de los jóvenes que la juventud movilizada, de los consumidores que los consumidores organizados o del medioambiente que los ecologistas radicales, etc.
Conclusión: Una auditoría de la deuda pública verdadera y eficaz exige la existencia de un movimiento potente en el que se encuentren los movimientos particulares contra la deuda (y las medidas de austeridad) de las diversas, pequeñas y grandes, categorías sociales y otras sensibilidades de la población asalariada oprimida por el capital. Es decir, de un movimiento que, teniendo en cuenta las múltiples "identidades" del asalariado de hoy (no solamente productor sino también consumidor, usuario de los servicios públicos, víctima del sexismo, de la violencia conyugal y de las discriminaciones de género, víctima del cambio climático y de la polución medioambiental, etc) intente su síntesis, sin la cual el movimiento se fragmenta, se divide y pierde su dinámica emancipadora.
He aquí una de las razones que hacen imperativa la necesidad de encuentro del movimiento de la auditoría de la deuda pública con el movimiento "Yo no Pago" |1|. Esta necesidad no descansa sólo en el hecho de que los dos representen "a los de abajo" y sus resistencias. Descansa sobre todo en el hecho de que se trata, en bastantes aspectos, de movimientos sociales gemelos que tienen "filosofías" y dinámicas similares y que están condenados a encontrarse y a injertarse, el uno en el otro, si quieren desarrollar todas sus potencialidades. Ninguno de los dos se limita a una crítica pasiva del sistema capitalista, sino que pasan a la transgresión con actos de la legalidad burguesa y capitalista, levantando la cabeza con insolencia ante los poderosos de su sistema. Actuando así, crean las condiciones para la extensión y la generalización de su buen ejemplo, popularizando con sus actos la evidencia: Sí, gratuitos la sanidad y los transportes, la educación y la electricidad, el gas o las guarderías para los asalariados, los inmigrantes, las familias monoparentales, los pensionistas sin un duro, los parados y los apartados de toda especie de este sistema inhumano. Sí, gratuitos porque no es un lujo extravagante, sino un derecho de "los de abajo" y un deber de "los de arriba".
El encuentro y la conjunción orgánica de tales movimientos sociales no sólo multiplica su credibilidad y su fuerza, sino que hace posible una cosa mucho más importante: Acostumbra a la sociedad de "los de abajo" a la idea de que no están eternamente condenados a obedecer resignados las órdenes de sus jefes. ¡Que no sólo están en disposición de contestar colectivamente a su poder, sino que son capaces de reemplazarlos!.
El proceso de auditoría de la deuda pública por la sociedad movilizada puede constituir un gran aprendizaje para lxs trabajadorxs, ya que ofrece una ocasión única de ponerse en contacto y de comprender "el interior" de las cuestiones que les son permanentemente inaccesibles y prohibidas, como el funcionamiento del Estado burgués, la economía de mercado nacional e internacional o las relaciones e instituciones internacionales. Jugando ese rol pedagógico, la escuela de la auditoría de los libros del Estado por lxs asalariadxs y sus organizaciones contribuye sin embargo a la formación y al desarrollo de su consciencia de clase y anticapitalista, ya que despliega una dinámica análoga a la del control obrero. Una dinámica que viene a armar a lxs trabajadorxs, y más generalmente a las víctimas del neoliberalismo, con la voluntad de contestar a la tiranía del capital y de tomar las riendas de sus propios destinos.
Por tanto, las dinámicas gemelas de los dos controles no pueden esconder las importantes diferencias que les separan. En efecto, mientras que el control obrero abre los libros del patrón, la auditoría de la deuda pública examina los libros del Estado. Mientras que el uno (el control obrero) parte de abajo a arriba, el otro (la auditoría de la deuda) comienza por arriba para ir hacia abajo. En otras palabras, cada uno de ellos termina donde comienza el otro…
Entonces, si el fin último del control obrero, que comienza en la fábrica , en la empresa y en cada lugar de trabajo, es hacer que los asalariados planteen la cuestión de su control fuera de su lugar de trabajo, generalizándolo a nivel de toda la sociedad y del Estado, pasa exactamente a la inversa con la auditoría de la deuda: Comenzando por el Estado y su deuda, busca empujar a lxs trabajadorxs -y todxs los oprimidxs- a generalizar su experiencia de imponer su control en los lugares de trabajo, sobre la producción y por todas partes donde exista la explotación capitalista.
Se trata, sin duda, de una "innovación" que es el producto directo de nuestros tiempos neoliberales, y que no ha atraído aún el interés de la izquierda y de sus estados mayores. Esto no es una sorpresa, porque lo que nos falta cruelmente, sobre todo en el Norte global, son estas experiencias prácticas de auditoría de la deuda pública por parte de "los de abajo", que podrían sentar la base de la búsqueda teórica a la vista del análisis y de la comprensión del "fenómeno". Queda por tanto el objetivo inmediato que no es otro que el que debe ser hecho para que la dinámica de la auditoría haga el camino inverso del control obrero: "Descender" a la base de la sociedad, a los lugares de trabajo, y extenderse a todo el proceso productivo!
Así pues, esperando el veredicto de la praxis de "los de abajo", podemos ya estar segurxs de una cosa: "Frente a un adversario de clase internacional, organizado desde hace tiempo, coordinado y armado hasta los dientes, y dada la internacionalización extrema de la economía así como la naturaleza y la realidad "multinacionales" de la deuda pública, la búsqueda de la parte del movimiento de la auditoría de la deuda de lxs partenaires, de lxs aliadxs y de lxs compañerxs de lucha fuera de las fronteras nacionales constituye una condición de importancia decisiva para su éxito. Dos son las consecuencias directas de esta constatación: Primero, toda lucha por la auditoría y la anulación de la deuda pública que no se haga en nombre y sobre la base de los intereses comunes (de clase) de "los de abajo", más allá de las fronteras, está condenada al fracaso. Luego, toda confrontación exclusivamente con los acreedores extranjeros y los directores extranjeros, en nombre de una "resistencia a la ocupación extranjera" del país, es no sólo totalmente ineficaz, sino un auténtico combate quimérico jugando al juego de la santa alianza de nuestrxs tiranxs indígenas y extranjerxs. Ante la internacional del capital, si realmente es tan concreta, no le oponemos patriotismo sino nuestro internacionalismo con hechos.
Lo que es alentador es que todo esto debe y puede concretarse hoy, transformarse directamente en un internacionalismo práctico de combate. La razón es simple: Los pueblos en Europa -y seguramente más allá, al otro lado del Mediterráneo donde hierve la revolución árabe!- todos están en el mismo barco de la deuda pública explosiva y de las medidas de austeridad inhumanas, y cada vez más sienten más intensamente la necesidad de colaborar y unir fuerzas contra su enemigo común de clase. La prueba está en que día tras día, son muchos los que parecen compartir la certidumbre de que no hay salvación en el interior de sus fronteras nacionales; que hace falta, aquí y ahora, que los pueblos de Europa (del este y del oeste) hagan exactamente lo que hacen sus gobernantes, la Europa Unida, el FMI y su rico arsenal institucional y punitivo: Coordinarse y actuar juntos sobre la base de un proyecto estratégico común.
Como último análisis, "los de arriba" hacen bien su trabajo; será grande el tiempo en que "los de abajo" hagan el suyo!…
Traducción : Fafatale
Yorgos Mitralias es miembro fundador del Comité griego contra la Deuda (www.contra-xreos.org) afiliado al CADTM y de la Iniciativa por una Comisión Internacional por la Auditoría de la Deuda Pública Griega.
Notas :
|1| El movimiento "Yo no Pago", que ha adquirido recientemente gran amplitud en Grecia, se ha constituido alrededor del rechazo a pagar los peajes exorbitantes de las autopistas privatizadas del país. La gran novedad de este movimiento muy popular y radical es que no se limita sólo a la denuncia pasiva de los aumentos sucesivos del precio de los peajes, sino que practica la desobediencia activa en masa forzando las barreras! En los últimos tiempos, el movimiento "Yo no Pago" está extendiéndose a los transportes urbanos de Tesalónica, al norte de Grecia.
*Este texto es el prólogo de la edición griega del libro "Investiguemos la Deuda!- Manual para las auditorías de la deuda en el Tercer Mundo". La edición griega ha sido aumentada con un largo e importante texto de Maria Lucia Fattorelli sobre las experiencias de la auditoría de la deuda pública en Ecuador y Brasil, así como el texto de Eric Toussaint "Algunos fundamentos jurídicos de la anulación de la deuda". Enlace del libro en castellano, disponible en pdf :
http://www.cadtm.org/Manual-para-re...