por Mumia Abu-Jamal
En medio del baile al borde del abismo ocasionado por el aumento del techo de la deuda nacional, surge una pregunta.
¿Qué es la deuda de la nación?
De la figura de $14.3 millones de millones de dólares mencionada en varios medios, más de la cuarta parte de esa cantidad, es decir $4.4 millones de millones, representan el costo de las desquiciadas aventuras en Irak y Afganistán.
Este dinero se gastará en materiales militares, sueldos y apoyo financiero para los gobiernos de ocupación, por no mencionar los cada vez más numerosos recibos médicos para decenas de miles de personas heridas en estas guerras. Son gastos que se aumentarán para el resto de sus vidas.
De hecho, estas desastrosas guerras, innecesarias y derrochadoras (¡verdaderas armas de destrucción masiva!) representan 31% de la desenfrenada deuda nacional.
¿Deben soportar esta agobiante carga los millones de norteamericanos que salieron a la calle en la primavera de 2003 para oponerse a esta locura en las manifestaciones anti-guerra más grandes de las últimas generaciones?
Esto no es justo.
Pero son ellos quienes van a padecer los efectos de los cortes de servicios sociales como Medicare y Medicaid. Trabajarán cada vez más años para tener acceso al Seguro Social y sus escuelas serán peores que nunca mientras el magisterio esté sujeto a la intimidación de ideólogos anti-sindicales que ladran para sus amos corporativos de Wall Street.
¿Cómo es posible que la deuda sea suya?
Ah, y ahora que la “deuda nacional” está sobre la mesa, ¿por qué no discutimos la casi inconmensurable deuda que tenemos con los clanes y naciones Cherokee, Lenape, Iroquois, Navaho y Seminole?
Nunca he oído que discutan esto.
¿Y qué tal la deuda con millones de integrantes de los clanes y naciones Mandinka, Wolof, Ashanti, Akan, Fula y Pular, quienes fueron robados de África del Oeste durante siglos para enriquecer y construir esta nación?
No llevan la cuenta de estas deudas y nunca lo han hecho.
¿Las consideran regalos promocionales?
Mientras la deuda sube, la clase política echa cargas cada vez más pesadas sobre las espaldas de la gente para complacer a sus patrocinadores billonarios en las grandes corporaciones.
Lo único que les queda es prometer más.
Desde el corredor de la muerte soy Mumia Abu-Jamal.
--(c) '11maj
30 de julio de 2011
Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México