Han pasado dos años y medio desde que se manifestó la crisis de las hipotecas basura en Estados Unidos, constituyéndose en el pistoletazo de salida de derrumbes y nuevos escondrijos para las finanzas internacionales y, lo que es peor, en fusta para los más empobrecidos.
En este tiempo, los Gobiernos de todo el mundo -con el G-20 a la cabeza- han amagado pero no han tocado las bases de especulación e injusticia sobre las que se asienta el actual desorden mundial.
Algunos países de la Unión Europea han logrado frenar la caída libre de sus tasas de crecimiento y se han situado en el limbo, esperando una salvación definitiva que no se sabe muy bien cómo será. Aguantando un día sí y otro también nuevos signos y sustos que ponen en evidencia la fragilidad de esta “supuesta salida de la crisis”.Otros países del sur de la UE (entre ellos España) han agotado sus municiones en forma de gasto público contracíclico, y por seguir fieles a los dictados de los mercados financieros (prohibido tocar el bolsillo de los más ricos), se encuentran en el infierno, al borde del colapso social, esperando un rescate que, al igual que el de los bancos de hace poco más de un año, pagarán los más desfavorecidos en forma de rebajas en el Estado del Bienestar.
Ante este panorama de emergencia que evoca Pactos de Estado, ATTAC España insta al Gobierno, y a la sociedad en su conjunto, a ponerse en la pista de la ruptura definitiva con unas reglas del juego perversas, fijadas por y para mayor gloria del capital especulativo. Porque apostar políticamente hoy por un Pacto de Estado con una derecha, que es más que nunca portavoz y adalid de los mercados financieros responsables de la crisis, implicaría avanzar en la dirección opuesta a la que una salida solidaria de esa crisis precisa. Cualquier Estrategia de Consenso encaminada a un gran pacto PP-PSOE tendría repercusiones muy negativas en el plano social para la población más desfavorecida.
Lo que ATTAC exige al Gobierno, en una coyuntura como la actual, es avanzar hacia nuevas formas de organización social que pongan a las personas en primer lugar, que refuercen el papel de lo público, que abran paso al enorme potencial de una economía cooperativa y solidaria, y que tomen las riendas de un carruaje que, de tanto pegar derroteros hacia la derecha, no para de dar vueltas sobre sí mismo. Nuestro mundo, nuestra gente, necesita urgentemente nuevos horizontes y nuevas ilusiones para transitar hacia ellos, y los modelos agotados sólo nos deberían indicar por dónde no hay que volver a perderse.
Attac España, 16 de Febrero de 2010
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