por Iolanda Fresnillo
¿Que se esconde tras ese 1.062.315.000.000 € de deuda pública?
El relato neoliberal: la deuda bajo control
Lo que nos dicen las cifras: la deuda fuera de control
*Ilustración de Eduardo Luzzatti www.luzzatti.es
Ilustración de Eduardo Luzzatti
El último informe del Banco de España revela que la deuda soberana en nuestro país se eleva ya al 99,3% del PIB. ¿Qué se esconde tras ese billón de euros de deuda? ¿Cual será su efecto en los presupuestos de 2016?
El Banco de España (BdE) acaba de publicar, como hace habitualmente, los datos de deuda pública del tercer trimestre, es decir, la deuda
acumulada por las administraciones españolas hasta septiembre de 2015.
Se publicaron el pasado 11 de diciembre aunque se muchos medios se
habían hecho ya eco cuando en noviembre el BdE avanzó los datos. Medios y
redes han destacado que la deuda soberana en nuestro país se eleva ya al 99,3% del PIB, superando en septiembre las previsiones fijadas por el gobierno de Rajoy para todo el año. Y es que el Estado español rompe año tras año todos los records en lo que a deuda pública se refiere.
¿Que se esconde tras ese 1.062.315.000.000 € de deuda pública?
Sí, 1,06 billones de euros … billones como en millones de millones, es decir, 22.883,34 € por cada habitante español. Esta es una de las principales cuestiones que pretendemos responder desde la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda.
Para ello hemos publicado recientemente un informe que analiza la
evolución de la deuda española desde el año 2000 hasta 2014 (podéis
encontrar el análisis completo aquí).
Hemos recopilado datos oficiales y los hemos analizado para explicar el
cómo y los porqués de la evolución de la deuda pública, así como las
razones que han motivado las medidas de austeridad llevadas a cabo. Con
ello queremos darle la vuelta al discurso oficial, el de una deuda bajo
control y que no supone una amenaza para nuestros derechos o nuestro
bienestar.
El relato neoliberal: la deuda bajo control
Cuando en los medios, desde el gobierno o los partidos políticos se
valora la situación de la deuda española, se hace desde el punto de
vista del relato neoliberal. Bajo la apariencia objetiva de los técnicos
economistas, se presenta una situación en la que la evolución de la
deuda pública está bajo control y las medidas de austeridad son la razón
para ello.
Las buenas perspectivas que apunta el Gobierno de Rajoy para 2016,
con una reducción de los intereses de la deuda y del endeudamiento en
general, han sido puestas en duda incluso por Bruselas. Estas
perspectivas se basan en una previsión de crecimiento económico, que
debería llevar a un incremento de los recursos públicos (incluso en un
escenario de reducción de impuestos como promete el PP en plena campaña
electoral), absolutamente delirante según diversos analistas. El gobierno que salga de las elecciones del 20D deberá revisar sin duda esas previsiones y ese escenario sobre-optimista.
Si bien es cierto que el Estado español se está endeudando con los mercados a intereses muy bajos, incluso negativos en el caso de la deuda a corto plazo, con una prima de riesgo bajísima, también lo es que se trata de una situación que puede cambiar en cualquier momento.
La bancada neoliberal ve en el crédito barato que los mercados ofrecen a
España un signo de que la crisis de la deuda está superada, alimentando
así el espiral de endeudamiento de la administración pública española.
En 2015 el Estado habrá captado en los mercados 239 mil millones de
euros en emisiones de deuda y letras del tesoro, de los que unos 50 mil
millones son emisiones netas de deuda (es decir, nueva deuda con los
mercados, mientras el resto son refinanciaciones), y el ministerio de economía presume
de los bajos costes de dicho endeudamiento. En 2016 el Gobierno español
tendrá que refinanciar más de 200 mil millones de euros de deuda,
dependiendo nuevamente de que los mercados internacionales mantengan su
“confianza” en España y los intereses bajo mínimos.
Sin embargo, un incremento de los tipos de interés
o una pérdida de confianza de los mercados, generada por cualquier
desequilibro interno o externo, o por un cambio en la política de compra
de deuda por parte del Banco Central
Europeo, puede darle un vuelco a la situación y llevarnos de nuevo a un
episodio como el vivido en 2012 con la prima de riesgo disparada. En
esta ocasión la situación seria mucho más dramática, ya que el ajuste
probablemente requerido llegaría sobre unos servicios públicos y unos
derechos sociales reducidos ya a su mínima expresión y con un
endeudamiento mucho mayor.
Bajo el relato optimista de la superación de la crisis de deuda se esconde también la farsa del éxito de las políticas de austeridad.
Lo cierto es que la deuda sigue lastrando los derechos y el bienestar
de la mayoría de la población española. Los más de 700 mil millones de
deuda emitida desde 2013podrían haber servido para invertir en economía productiva
y generar puestos de trabajo. Pero han ido a pagar la deuda, a rescatar
los bancos o financiar grandes infraestructuras de dudosa utilidad
social y viabilidad económica. Los pagos de deuda y sus intereses,
realizados en base a nuevo endeudamiento, siguen siendo aún hoy la razón
para seguir aplicando recortes, teóricamente para hacer frente a unos
límites de déficit fijados desde Bruselas. Unos límites y una austeridad
definidas con el único objetivo de desmantelar el Estado del bienestar,
generando así mayores márgenes de beneficios para los propietarios del
capital.
Lo que nos dicen las cifras: la deuda fuera de control
Hemos visto que el relato neoliberal de una crisis de deuda superada
se basa en previsiones irreales y en el inestable flujo de crédito
barato. ¿Qué nos dicen las cifras? ¿se ha superado la crisis de la deuda
pública?
La deuda de la economía española alcanzaba a finales de 2014 la
escandalosa cifra de 4,49 billones de euros. Esto equivale al 424% del
Producto Interior Bruto (PIB), es decir, la deuda es más de cuatro veces
lo que produce la economía real. Esta deuda se ha multiplicado por 2,6
entre el año 2000 y 2014. España, sigue por tanto teniendo un problema enorme de deuda privada.
Entre 2000 y 2007, años previos al estallido de la crisis, la deuda
privada se disparó (aumentó en 2,77 billones de €) mientras que el
endeudamiento público prácticamente no se vio incrementado (en términos
nominales, aumentó sólo 39.258 millones de €). Por lo tanto, el problema
de la deuda pública hoy difícilmente se puede atribuir a un excesivo
gasto público, mediáticamente señalado como ’generador de déficit’.
Desde el punto de vista de servicios públicos, lejos de ’vivir por
encima de nuestras posibilidades’, lo cierto es que el gasto público se
sitúa en España en todo este período por debajo de los países de nuestro
entorno. El porcentaje de inversión en servicios públicos respecto al
PIB en el caso español está por debajo de la media de los 27 países
europeos.
Es a partir de 2007 cuando se dispara la deuda pública,
desde los 646 mil millones de € en 2007 hasta el 1,06 billones de hoy.
Un incremento debido principalmente al desequilibrio fiscal generado por
la disminución de recaudación, y por un aumento de los gastos, entre
otros por un mayor coste en las prestaciones de desempleo, pero también
por el incremento del pago de intereses de la deuda y, por supuesto, a
causa del rescate bancario. Desde 2007 la deuda privada se ha visto
reducida en 657.167 millones de euros, sobretodo por la reducción del
endeudamiento de las familias y de las empresas no financieras.
En definitiva, la deuda soberana, tanto en términos absolutos como
relativos al PIB, no ha dejado de crecer, pasando de 440 mil millones de
euros en el año 2000 al más de un billón de euros acumulado hasta
septiembre de 2015. Una deuda que cómo argumentábamos sigue teniendo un
impacto directo en el bienestar de la población.
En los presupuestos de 2016, aprobados con prisas y sobre premisas
poco rigurosas cuanto menos, los intereses de la deuda se comen 33.490
millones de euros. Una cifra sensiblemente inferior a la de 2015, debido
a los mejores tipos de interés a los que se financia el Estado. Aún con
eso sigue siendo la tercera partida presupuestaria, después de las
pensiones y las transferencias a comunidades autónomas y ayuntamientos.
El pago de dichos intereses ha aumentado un 84%
desde el estallido de la crisis (2007), incremento que no se han
compensado con un aumento de los ingresos, más bien al contrario. Entre
2007 y 2014 se han pagado 613 mil millones de euros en intereses, y
hasta 1,7 billones si sumamos intereses y amortización de la deuda
pública. En sentido contrario, miles de millones de euros han sido
“recortados” de las partidas de gasto social, con los impactos que ya
conocemos.
Últimamente se apunta a las comunidades autónomas para explicar el
déficit y el incremento de la deuda pública. Sin embargo, la deuda de la
Administración central es la que más ha crecido, un 183% desde 2008
(frente al 169% de aumento de la deuda de las comunidades autónomas en
el mismo período). Tres cuartas partes de la deuda pública corresponde a
la de la administración central, un 20% a la deuda de las comunidades
autónomas, y tan sólo un 3% y un 2% a la de los ayuntamientos y la
seguridad social respectivamente.
En realidad, para entender el aumento de la deuda, más que mirar a
los gastos, a pesar de la importancia del impacto del incremento de los
intereses o el rescate bancario, hay que mirar a los ingresos. Y es que
desde 2007 se han reducido un 12% los ingresos fiscales, principalmente
por un regresivo e ineficiente modelo tributario. Entre 2007 y 2012
(años en los que tenemos datos de ingresos consolidados) el impuesto de sociedades ha dejado de ingresar 27.781 millones de euros.
El impuesto sobre la renta, principal fuente de ingresos fiscales (y
que recae sobretodo en el esfuerzo de las clases trabajadoras) ha dejado
de ingresar 2.600 millones de euros. El ajuste por el lado de los
ingresos se ha hecho de forma casi exclusiva a través del aumento de impuestos regresivos como el IVA.
Pero en un contexto de regresión y estancamiento del consumo, esta
medida ha tenido poco impacto recaudatorio real. Al reducirse los
ingresos fiscales el Estado ha seguido acudiendo al endeudamiento como
fuente de financiación, adentrándose cada vez más en la espiral de la
deudocracia.
*Ilustración de Eduardo Luzzatti www.luzzatti.es
Fuente : El salmón contracorriente