por Andreu Tobarra Sanchez,
miembro de la Plataforma Auditoria Ciudadana de la Deuda - País Valencià, PACD - PV
10 de junio de 2012
10 de junio de 2012
Acabamos de asistir a
una actuación que ha terminado sin más aplausos que los flashes, no tenía
público como es habitual, fuera de algunos escasos momentos que se suelen dar
en las campañas electorales y que necesitan gente, seres humanos reales de
carne y hueso. Esta es la escenificación habitual de un extraño grupo que dice
representarnos pero que solo sabe obedecer o mandar, que ignora y rechaza lo
que es el diálogo entre iguales.
Quince horas desde el
anuncio oficial del rescate ha necesitado el presidente del gobierno Mariano
Rajoy para presentarse en una rueda de prensa absolutamente domesticada, donde
tímidas, corteses y nada críticas preguntas son contestadas con la demagogia y
deformaciones más groseras. Una vez más presenciamos una representación que
parece corresponder a otra dimensión, a otro planeta, muy diferente de este en
el que habitamos el 99%.
La primera
consecuencia a extraer de la situación es que la casta política y sus acólitos
mienten, y lo hacen descarnadamente, sin ningún escrúpulo o rastro de
moralidad. No hay que creer en sus palabras, mienten, sin que exista la posibilidad de que puedan cambiar lo más
mínimo, y lo que es incluso peor, van a
seguir mintiendo mientras sigan ocupando la cara más visible de la
representación. Es más espectacular el papel del PP, puesto que estos tienen
ahora el papel protagonista, sin embargo, leer y escuchar a la “oposición” del
PSOE, en su papel de primer secundario, llega a adquirir tonos vomitivos. La
explicación es simple y extensamente conocida: cobran del 99% pero trabajan para el 1%.
En segundo lugar, hace
falta una respuesta inmediata que recoja
y agrupe toda la indignación que se añade a la ya existente. Para ello, el
mejor camino es que sindicatos y 15M, tomando la iniciativa, unitariamente
entre ellos y reuniendo a todas las organizaciones y movimientos sociales,
convoquen en muy pocos días una respuesta colectiva en todo el estado. No dejar
que el desánimo, la angustia por la situación que se vive y su empeoramiento
como única perspectiva, invadan los sentidos de nuestra gente, impidiendo que
la protesta colectiva aflore. Trabajar inmediatamente por que no quede tapada
la lucha colectiva como instrumento posible de rectificar un rumbo ya en caída
libre, hacia una precariedad y degradación que parece no tener límite.
En tercer lugar,
reflexionemos críticamente en torno a alguno de los argumentos principales que
se han lanzado en estas quince horas de pre-rescate. Aceptemos por un momento
el argumento de que “todo ha terminado”, es decir, que con este rescate
bancario acaba el drama y a partir de ahora ya no hará falta nada más para que
las cosas vuelvan a ser “como antes”. Esto no es posible, las cosas suponiendo que “todo haya terminado” no van volver a ser
“como antes”, es desgraciadamente imposible.
Las cosas no han hecho
más que empezar:
- · una mayoría de las medidas que se han puesto en marcha no han manifestado el grueso de sus efectos todavía (por ejemplo, muchos que aun tienen prestaciones sociales, por desempleo, verán estas reducirse y desaparecer en los próximos meses, nuevas pérdidas de vivienda se añadirán, …)
- · otras medidas de ajuste aprobadas todavía no han empezado a actuar (retraso edad de jubilación,…)
- · y otras apenas existen hoy salvo como anuncio de lo que vendrá (subida del IVA, caja pensiones públicas,...)
El rescate de este
tercio de la banca española será contabilizado en la deuda del estado,
incrementándola y asimismo provocará también un crecimiento del déficit, ya que
los intereses de la misma repercutirán en las cuentas presupuestarias del año
en curso, puesto que es el Estado español el último responsable de devolver el
dinero prestado.
Es decir, los próximos
años (¿cuántos años?, ocho, diez, quince, es muy difícil de calcular sin caer
en la especulación, pero no pueden ser unos pocos), suponiendo que “todo haya
terminado”, la vida continuará como si todo no hubiese terminado y la “caída
libre” no se detendrá en absoluto, al empeoramiento que se ha producido hasta
hoy en la condiciones vida van a
añadirse mayores ajustes que añadirán mayores cotas de dolor y miseria.
Si dejásemos la
crítica al argumento así, los que mentiríamos seríamos nosotros.
Desgraciadamente hay más, en primer lugar no hay ninguna garantía de que “todo
haya terminado”, nuevas inyecciones de capital público, que justifican y
provocan nuevos recortes sociales, pueden ser necesarias y no solo me estoy
refiriendo al estado español, Italia sigue a la espera. En segundo lugar, el 1%
que lleva el timón social no parece tener la más mínima intención de que las
cosas vuelvan a ser “como antes”,
algunos ingenuos o malintencionados pueden hacerlo creer así, pero las medidas,
los decretos, las leyes, las modificaciones en la constitución, se han hecho
para quedarse.
¿Alguien de este
planeta y esta dimensión puede defender que en cuanto las cosas vuelvan a ser
“como antes” toda la legislación y las prácticas que la acompañan van a
revertirse inmediatamente para volver a dejar las cosas como estaban antes de
la crisis? El 1% está construyendo un nuevo diseño social, con un reparto mucho
más inequitativo que hará de la vida algo más difícil de vivir para muchos y
muchas, y es un nuevo diseño social
pensado por ellos para quedarse para siempre. No está solo pensado para
aplicarse al 99% que está aquí y ahora,
está dedicado a los que ahora son solo
unos niños y también a todas las generaciones que han de seguirles.
El 1% trabaja para el
futuro, su futuro como clase dominante. El descenso de peldaños de bienestar
continuará y continuará hacia un nuevo modelo social de precariedad
permanente mientras no tomemos las riendas y corrijamos el rumbo.
Finalmente, desde la
Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda podemos aportar nuestras fuerzas
para ese cambio de rumbo imprescindible lanzando una campaña como “abramos los libros” que ayude a recoger
toda la indignación que encierran las mentiras de las elites. Va dirigida a
todas las cuentas públicas de las
instituciones estatales, autonómicas y locales, pero también de todas las entidades no públicas que hayan solicitado ayudas
de la caja común del estado.
Es conveniente que
recordemos que de las siete entidades bancarias (Caja Castilla La Mancha, Caja
Sur Unimm, Banco de Valencia, Caja de Ahorros del Mediterráneo, Novacaixagalicia
y CatalunyaCaixa) la mayoría mintieron exageradamente en torno a sus balances,
de hecho presentaron beneficios en el 2010 y el 2011, inmediatamente antes de
saltar por los aires, con la agravante de que cuanto más grandes, más falsearon
los datos de sus libros de contabilidad. Se les hacen auditorías tras la
intervención con inyección de capitales ingentes del estado y los libros siguen
cerrados para la ciudadanía y todavía sigue sin existir un solo banquero
encarcelado.
“Abramos los libros” es la condición necesaria y principal para realizar
auditorías ciudadanas de la deuda, una deuda que en poco más de una decima
parte corresponde al sector público, sin contar la transferencia continuada que
se ha establecido y se pretende continuar entre la deuda privada convirtiéndola
en deuda pública a cargar por los hombros de todas y todos.
Incorpora la necesidad
de transparencia que es exigible a lo público y a lo privado que vive de lo
público. ¿Qué ocultan? ¿De qué o quienes se esconden? La justificación del
secreto empresarial por motivos de competencia es un sinsentido, ¿contra quien
compite el sector público? ¿contra si mismo? Y las entidades intervenidas que
han estallado y ya no son competitivas, ¿Por qué siguen con los libros cerrados
para el 99%?, porque recordemos que el gobierno sí conoce el estado de los
libros de contabilidad propios y de al menos de las entidades donde interviene.
El secretismo no está
diseñado para que los habitantes del 1% puedan competir hábilmente entre ellos
sin que otros puedan robarles información vital para sus estratégicos planes,
es para mantener sus prácticas ocultas y no tener que justificarlas (cosa harto
difícil dado su inequidad, inmoralidad y despilfarro de recursos sociales que,
entre otras cosas, suponen) al 99% y estos no visibilicen palpablemente el
injusto reparto social que suponen.
“Abramos los libros”
es también la condición previa para conocer que parte de la deuda dejaremos de
pagar y si alguna será pagada, junto a ello es un camino imprescindible para
conseguir que algunos banqueros, altos técnicos a su servicio y algún que otro
político acaben en la cárcel. Dentro de pocos días son las elecciones en Grecia
que pueden empezar a cambiar el rumbo en Europa, y antes el ejemplo islandés es
más que sugerente, es necesario, para ello empecemos exigiendo que se abran los
libros.